domingo, 27 de mayo de 2012

EL INCENDIO DEL 1805. EN LA VEGA.

EL INCENDIO DEL 1805. EN LA VEGA.
Fuente: Guido Despradel y Batista, BAGN, año 1, No.3, 1938, Págs. 196/200.
Apena trascurrido un año de haberse constituido en un Estado Independiente los negros que como esclavos  importara Francia a la parte occidental de la Isla., dieron  riendas sueltas a sus incontenibles ansias de  dominio,  y se lanzaron en invasión  armada a subyugar la parte oriental española, entonces colonia francesa bajo el gobierno del General Ferrand.
Divididos en dos cuerpos, el ejército  haitiano se lanza,  ávido de matanza y de destrucción, sobre esta parte española a fines del mes de febrero de 1805. Por el  norte venia el años más tarde  Emperador Enrique Cristóbal y  por el sur, el Presidente Jean Jacques Desalines, severo y sanguinario cabecilla que en su nombre de un feroz odio de razas esparció por todo el territorio insular la muerte, la desolación  y la ruina
Vencida por las  huestes numerosa de Cristóbal la brava resistencia de Serapio Reynoso en la Embocada  (Serapio Reynoso era  hijo de La Vega. Fue su padre Don Josef del Orbe, Capitán de su Majestad y para el 1779, Alcalde Ordinario de esta ciudad de La Vega. Como  se ha dicho Don Gaspar de Arredondo y ´Pichardo en el  Historial de su salida de la Isla de Santo Domingo el 25 de  abril de 1805, Serapio Reynoso fue hijo natural y criado  como unos de sus hijos legítimos. Consta en el Archivo Parroquial de esta ciudad de La Vega,  que para el 1847 murió en esta ciudad, a la avanzada edad de 90 años María Carreño,  viuda del valiente Serapio Reynoso) se adueña de los  pueblos del Cibao y prosigue su ruta de dolor, de pillaje y de matanza para ir a reunirse, ante la murallas de Santo Domingo, con su jefe superior Dessalines.
Después  de transcurridos veintiún días de asedio a la ciudad de Santo Domingo, se presentó en el Placer de los Estudios una escuadra francesa, acto que hizo temer al jefe haitiano que el Occidente fuera otra vez invadido por las fuerzas de su antigua Metrópolis.  Y entonces, precipitadamente y como nuevo Atila enfurecido ante el fracaso, el día 29 de marzo levanta el sitio y desocupa, tomando el camino del Cibao, el territorio antes español y dejando tras de sí una negra estela de horror, desolación  y de sangre.
Crueles  fueron  los padecimientos de la Concepción de La Vega  en esta época pesarosa de la  Historia Nacional, y  varios son los documentos que hemos encontrados en los archivos que  ponen  de manifiesto lo insaciable  e implacable que fue Dessalines para con la ciudad que ya para ese tiempo comenzaba a resarcirse de sus muchos quebrantos. Dessalines, en sus ansias de destrucción, incendió la ciudad de La Vega, así como varias  otras del Cibao.
La furia y la indignación  del invasor Dessalines se cebaron en la ya renacida ciudad  del Camú e hicieron de ella  nuevamente un doloroso teatro de desolación y de ruinas. De todo aquel pueblo que bajo el arrullo  de pinares esbeltos entonaba hosannas al progreso, solamente quedaron  en pié la iglesia y dos casas;  y sus vecinos fueron víctimas del asesinato, del  pillaje y de los atropellos más bárbaros y bochornosos.
En el informe que presenta el Presbítero Francisco Pablo de Amézquita al celoso y progresista gobernador haitiano General Placide Le Brun, en fecha 30 de abril de 1822,  este ilustre levita al referirse al destructor incendio de 1805, dice “A principio de abril  del pasado de 1805, esto es, a los doscientos cuarentauno más o menos de haberse restablecido la ciudad de La Vega en esta misma área en donde  está,  fue arruinada enteramente por el fuego que mandó  darle  el General Juan Santiago Dessalines a su regreso de la de Santo Domingo que invadió y no puso tomar.  Todos los edificios,  que eran de madera excepto la iglesia y dos casas de pared sólida, fueron reducidos a cenizas. Talados los campos  inmediatos, saqueadas las haciendas de crianzas; y de los vecinos parte prisioneros y conducidos al Guarico, hoy Cabo Haitiano: parte emigrados a las islas vecinas, y ´parte retirados  a pasar dentro de la espesura de los bosques una vida salvaje, habiendo experimentado algunos en todo rigor los estragos de un ejército que traía  licencia para hacer  todo el mal que se pueda a los vencidos.( la real fecha fue el 3 de abril aún otros señalan que fue el 5 de abril,  ya que el degüello de Moca, fuel el 3 de abril)
En un relato, aún inédito, intitulado DESGRACIA DE SANTO DOMINGO, el padre Juan de Jesús Fabián Ayala García, vegano ilustre fundador de la ciudad  de San Cristóbal, nos da a conocer los horrores cometidos por las huestes vandálicas de Dessalines sobre los pacíficos y laboriosos habitantes de esta hospitalaria sultana del Valle Real.  El Licdo.  Alcides García, en su  muy bien documentado trabajo dedicado a la ciudad cabecera de La Concepción de La Vega, transcribe parte de esta verídica relación del Padre Ayala, y los crímenes en ella presentados. Es para recordar a las generaciones las inauditas crueldades de que fue víctima esta ciudad del Camú, de parte de las hordas en derrotas que en pasadas épocas surgían de Occidente a sembrar el terror, el  dolor  y la muerte en esta parte de la isla.

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