miércoles, 19 de junio de 2013

Las profecías de los Papas de Roma, ¿indican un próximo fin de ciclo?


Las profecías de los Papas de Roma, ¿indican un próximo fin de ciclo?

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Pedro II, Pedro Romano o Pedro El Romano es el supuesto nombre que adoptará el último papa, según algunas interpretaciones de las conocidas como profecías de san Malaquías. Muchos católicos dan crédito a dichas profecías, de ahí su relevancia y popularidad. Según las mismas, el último papa sería conocido como Pedro El Romano, tratándose del segundo pontífice en llevar este nombre después del primero de todos, que fue san Pedro. Este personaje aparece relacionado con el fin del mundo y la segunda venida de Cristo. A este papa le corresponde el último lema que, extrañamente, Malaquías no Imagen 11enumeró como a los otros 111 papas anteriores. Su lema es el más extenso, detallado y descriptivo, indicando ello que el supuesto último papado no sería igual a ninguno de los anteriores y que se enfrentaría a eventos extraordinarios no sucedidos desde los inicios de la iglesia. Malaquías indica en el lema que la iglesia volvería a ser perseguida como en los tiempos de los emperadores romanos. El lema expresa: “Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará Pedro el Romano, quien apacentará a su rebaño entre muchas tribulaciones, tras lo cual, la ciudad de las siete colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin“. Existen múltiples interpretaciones sobre este supuesto último papa. Sobre la destrucción del la ciudad de siete colinas se ha pensando desde la destrucción de la ciudad de Roma hasta la destrucción física y doctrinal del Vaticano y con él el fin mismo de la Iglesia católica. Una segunda interpretación afirma que Pedro II (El Romano) decidiría cambiar la sede del papado de Roma a Jerusalén, por ser esta ciudad cuna de la fe cristiana. Se han comparado las Profecías de San Malaquías con otras supuestas profecías. En 1914, al agonizar, el papa Pío X supuestamente expresó: “He visto a uno de mis sucesores de igual nombre, huyendo entre los cadáveres de sus hermanos. Se refugiará de incógnito en alguna parte, y después de un breve respiro, morirá de muerte cruel”. Existe una teoría según la cual Pedro Romano sería Tarcisio Bertone, actual secretario de Estado del Vaticano, cuyo segundo nombre es Pietro (Pedro en italiano) y nació en la localidad de Romano Canavese.  Pero en realidad ha sido nombrado papa Jorge María Bergoglio, como el Papa Francisco. De todos modos, hay que aclarar que en las profecías de San Malaquías nunca se hace referencia al nombre que tendrá cada uno de los Papas, por lo que el nombre de Pedro Romano debe considerarse como algo simbólico.
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Según San Bernardo, San Malaquías nació en Armagh, Irlanda, en 1094 en la familia O’Morgair, de la nobleza. Fue bautizado con el nombre de Maelmhaedhoc (latinizado como Malaquías). Fue educado por Imhar O’Hagan y después por el Abbad Armagh. Fue ordenado sacerdote por St. Cellach (Celsus) en 1119. Después de su ordenación continuó sus estudios de liturgia y teología en Lismore, San Malchus. En 1123 fue elegido abad de Bangor y un año mas tarde fue consagrado obispo de Connor. En 1132, fue elevado a la primacía de Armagh. San Bernardo nos dice que San Malaquías poseía un gran celo por la religión. En 1127 pasó a ser el confesor del príncipe Cormac MacCarthy del reino de Desmond. Tras el saqueo de Connor establecería allí una comunidad monástica bajo la tutela de Cormac, ya rey.  Al morir san Celso (1132), fue nombrado arzobispo de Armagh no sin pasar por varias intrigas. Entre otras, hubo de comprar el báculo de Jesús a un usurpador. Hombre de gran celo religioso, San Bernardo de Claraval nos recuerda que Malaquías restauró la disciplina en el seno de la Iglesia de Irlanda, persiguió el paganismo y restableció la moral católica. Dividió la sede pastoral entre Down y Connor, quedándose en la primera, donde establecería un priorato. A principios de 1139 viaja a Roma pasando por Escocia, Inglaterra y Francia, donde visitó a san Bernardo. Su intención era pedirle al papa Inocencio II palios para las sedes apostólicas de Armagh y Cashel. Malaquías encontró una situación espantosa en Roma, totalmente corrupta y con el papado a merced de los señores italianos. Volvió a su tierra natal con los dos palios y la dignidad de «primado de Irlanda». En 1142 estableció la gran Abadía de Mellifont.  Quiso volver a Roma en 1148, pero hallándose en Clairvaux cayó enfermo y murió en las manos de san Bernardo. Fue canonizado por el papa Clemente III el 6 de julio de 1199.  La relación de sus numerosas reliquias se halla enumerada en el volumen CLXXXV del Patrologiae cursus completus, de Jacques-Paul Migne.
Una profecía (del latín prophetīa) es un «don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras». Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos profecía y predicción. Predecir significa «anunciar por revelación, ciencia o conjetura algo que ha de suceder». Por lo tanto, la predicción puede involucrar un don sobrenatural, un proceso lógico-racional, o un juicio más o menos subjetivo basado en indicios u observaciones. Por el contrario, la mayoría de las acepciones referidas a la palabra profecíaseñalan que se trataría de un «don sobrenatural», es decir, que sería «inspirada por Dios». La ciencia cuántica sugiere la existencia de muchos futuros posibles para cada momento de nuestra vida. Cada futuro se encuentra en un estado latente hasta que lo despertamos gracias a las elecciones que realizamos en el presente. Un rollo de dos mil años de antigüedad con un texto escrito por el profeta Isaías describe precisamente dichas posibilidades en un lenguaje que tan sólo estamos empezando a comprender. Además de compartir sus visiones de nuestro tiempo, Isaías describió la ciencia de cómo elegir qué futuro experimentar. Prácticamente todas las tradiciones del mundo, que cuentan con siglos de antigüedad, nos recuerdan que nuestra época no es un momento ordinario en la historia de la humanidad sobre la Tierra. Los que vivieron antes que nosotros nos legaron sus mensajes proféticos cifrados en sus textos sagrados, tradiciones orales y en los sistemas de cronometría. Sus mensajes, escritos para unas personas de las que sólo podían conocer su existencia en sueños, mantienen vivo el recuerdo de visiones, que en algunos casos preceden a los primeros momentos de nuestra historia escrita. Con el tiempo, los temas de sus visiones se han incorporado a una gran variedad de tradiciones religiosas y prácticas espirituales. Por dispares que puedan parecer, las huellas de las similitudes en dichas tradiciones nos ofrecen claves para descifrar el sentido que esas palabras sacras tienen hoy para nosotros. Sólo recientemente, con la ayuda de los ordenadores y otras ciencias, se han podido confirmar y autentificar las referencias de las antiguas visiones respecto a un tiempo futuro.
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De todos modos se sitúa a las profecías mayormente en el ámbito de la fe, sin ligarlas necesariamente a un razonamiento en la previsión del resultado predicho. En grados diversos y formas variables, las religiones de la antigüedad hicieron referencia a hombres «inspirados» que afirmaban hablar en nombre de su dios. Pero en las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam), las manifestaciones extraordinarias nunca constituyen lo esencial en los profetas, que se distinguen claramente de otros exaltados o simuladores por tener simplemente carácter de mensajeros. Las profecías eran, pues, consideradas simples indicadores del designio de Dios. Hasta la fecha, más allá de las evidencias científicas que puedan o no resultar suficientes para unos u otros, muchos seguidores de estas grandes religiones históricas afirman que, en buena medida, las profecías de sus libros sagrados se han cumplido. En la tierra de Israel, los profetas se diferenciaban de los existentes en otros pueblos, ya que eran considerados como hombres llamados por Dios, y varios de ellos narraron con claridad su vocación, e inclusive su reticencia inicial a seguir el llamado. Por lo tanto, se los estimaba como hombres que tenían una «experiencia de Dios»: hablaban a partir de lo que vivieron ellos. Asimismo, eran hombres de palabra. No se dedicaban a «adivinar». Interpretaban la historia «desde la perspectiva de Dios», y así señalaban las exigencias de Dios, tanto al pueblo como a los gobernantes y sacerdotes, para llevarlos por la
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del arrepentimiento y del amor. También eran profundamente religiosos, ya que sus palabras eran en todo coherentes con sus obras. Por otro lado, eran intercesores por el pueblo delante de Dios. Por eso, una de las tres partes de la Biblia hebrea es llamada «nebi’im» (= profetas). Siendo estos el carácter y la función de los profetas, no es de extrañar que la Biblia ponga a Moisés a la cabeza del linaje de los profetas, pues conoció al Señor Dios «cara a cara». Son ejemplos de profetismo los profetas Elías y Eliseo, y los profetas «canónicos» Isaías, Jeremías, Ezequiel, Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías o Joel, entre otros.
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La comunidad cristiana primitiva reconoció que en ella se manifestaba nuevamente la inspiración profética, como señala Pablo de Tarso: «El que profetiza habla a los hombres para edificarlos, exhortarlos y reconfortarlos. El que profetiza edifica a la comunidad». La característica común de las profecías que sobreviven al paso del tiempo es que han sido determinadas como tales después de que ocurrieron los hechos. Por ejemplo, el Nuevo Testamento incluye una profecía en la que Jesús de Nazaret señalaba que el Templo de Jerusalén sería destruido, lo que, efectivamente, sucedió en el año 70 d.C. a manos de las legiones romanas comandadas por Tito. Un ejemplo que los cristianos consideran extraordinario es la llamada «profecía de María», madre de Jesús. Ain-Karim, una pequeña ciudad situada siete kilómetros al oeste de Jerusalén, en la montaña de Judea, fue escenario de este vaticinio en los albores mismos de la era cristiana. Allí vivía Isabel con su esposo Zacarías, cuando María fue a visitarla. Luego del saludo inicial, María realizó un cántico de alabanza a Dios, el Magnificat. En el momento culminante delMagnificat, María profetiza: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada». Dice el escritor Giuseppe Ricciotti: «¿Cabría imaginar profecía más inverosímil que ésta?… Una muchacha de quince años escasos, desprovista de bienes de fortuna y de toda posición social, desconocida a sus compatriotas y habitante de una aldea no menos desconocida, proclamaba confiadamente que la llamarían bienaventurada todas las generaciones. ¡Fácil parecía coger la palabra a aquella muchacha profetizante con la certeza absoluta de verla desmentir antes de la primera generación! Hoy han pasado veinte siglos y puede hacerse el cotejo entre la predicción y la realidad. Ahora puede ver la historia sin trabajo si María previó con justeza y si la humanidad hoy la exalta más que a Herodes el Grande, entonces árbitro de Palestina, y que a Cayo Julio César Octaviano Augusto, entonces árbitro del mundo». Quizá sería aún más preciso, dadas las diferencias sociales existentes entre varones y mujeres en el siglo I, comparar la exaltación de María con la de la mujer más poderosa de su época, probablemente Livia Drusila (57 a.C. — 29 d.C.), tercera esposa de Augusto y emperatriz romana, deificada por Claudio, y preguntar quién de las dos ha sido más conocida y reverenciada a través de los tiempos.
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A lo largo de la historia, los hombres han mencionado y comentado numerosas profecías, muchas de ellas oscuras y difíciles de desentrañar. El término profeta se aplica en el ámbito de la fe y se refiere, como se señaló anteriormente, al que transmite la palabra de Dios. En un sentido más laxo, se puede considerar una profecía como «un juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello». Se trataría de una afirmación clarividente sobre el futuro, en general y a veces consideradas como un viaje astral a través del tiempo. Este otro tipo de llamadas profecías pueden tener como marco la parasicología o las artes adivinatorias, como es el caso de las Centurias de Nostradamus. O tal vez se trata de contactos con seres que son capaces de viajar en el tiempo o de claros ejemplos de clarividencia.  Michel de Nôtre-Dame, o Nostradamus,  (en occitano: Miquèl de Nostradama) (1503 –1566), fue un médico y consultor astrológico provenzal de origen judío, considerado uno de los más renombrados autores de profecías y eventos futuros. Su obra profética Las verdaderas centurias astrológicas y profecías fue publicada por primera vez en 1555. Desde la publicación del libro, muchas personas se han visto atraídas por sus misteriosos versos, comúnmente escritos en cuartetas. La mayoría de sus seguidores afirman categóricamente que Nostradamus predijo todas las catástrofes del mundo, desde su época hasta el futuro año 3797, fecha en que supuso que acontecerá el fin del mundo. También colaboró con la aristocracia francesa, elaborando horóscopos para la reina Catalina de Médici, prediciendo sorprendentemente la muerte del rey Enrique II y, finalmente, siendo asignado como médico de la corte real de Carlos IX. En contraste, muchas de las fuentes científicas afirman que la relación que existe entre los eventos mundiales y Nostradamus es resultado de las traducciones e interpretaciones tendenciosas, con la finalidad de que coincidan plenamente con los acontecimientos que ocurren día a día. Por lo tanto, no hay pruebas certeras de que realmente Michel de Notredame haya hecho que las predicciones que son tan anunciadas tengan una clara identificación a la postre en el tiempo. Hijo del comerciante Jaume de Nostredame, Nostradamus nació el 14 de diciembre de 1503 en Saint-Rémy-de-Provence, al sur de Francia.
Judío de origen, ya que su abuelo paterno , llamado Emilio, pertenecía al pueblo judío, su familia se convirtió, al menos externamente, a la religión católica romana cuando las autoridades de Provenza forzaron a los ciudadanos judíos a convertirse a esta confesión. De niño, Nostradamus demostró grandes aptitudes para las matemáticas y la astrología. De hecho, sus maestros a menudo se ofendían por el apoyo que demostraba a las teorías presentadas por Copérnico sobre astronomía. Hubo biografías de Nostradamus que afirman que temía ser perseguido por hereje por la Inquisición, ya que muchos que habían publicado ideas polémicas en aquellos tiempos, habían sido torturados o quemados en la hoguera. Según algunos “intérpretes” de Nostradamus, por esta razón decidió escribir unas cuartetas extremadamente crípticas, con omisiones de palabras clarificadoras, que tal vez servían para respetar la métrica de la poesía. Las cuartetas están cargadas de metáforas y de palabras griegas y latinas empleadas en un modo muy particular por Nostradamus. Probablemente, debido a la oscuridad de sus cuartetas proféticas, estas han perdurado por siglos y han sido a menudo interpretadas de forma distinta por diferentes estudiosos a lo largo de los años. Muchos libros han sido escritos basándose en estas varias interpretaciones, a pesar de que las diversas “lecturas” de su material han variado de una publicación a otra. Sus estudios médicos incluyeron escritos de Albertus Magnus, Paracelsus y Cornelio Agrippa. Nostradamus poseía un libro sobre las claves de Salomón y estudió la cábala judía, la cual afirma que la reunión con el Divino es posible a través del estudio del árbol de la vida, un camino místico con diez niveles de conciencia. En Sicilia entró en contacto con los místicos sufíes y leyó “El Elixir de la Extrema Felicidad“, escrito por el maestro Sufi al-Ghazzali. Nostradamus también estudió “De Mysteriis Aegyptorum” (los misterios egipcios), un libro sobre magia caldea y asiria escrito por Jamblico, un neo-platónico del siglo IV. Nostradamus empleó varias técnicas para entrar al estado meditativo necesario para acceder a visiones del futuro.
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Para entrar en estado de trance incluyó los antiguos métodos de contemplación de la flama, contemplación del agua o, incluso, ambos simultáneamente. Estas técnicas fueron diseñadas para detener la mente y así lograr ver internamente.
También usó una técnica de Branchus, el profeta délfico de Grecia, que consistía en sentarse sobre un trípode de bronce y contemplar el interior de un bol de bronce lleno con agua y varios aceites y especias. En su carta a Enrique II, Nostradamus dice “he vaciado mi alma, cerebro y corazón de toda preocupación y he logrado un estado de tranquilidad y quietud de la mente, los cuales son requisitos para predecir a través del trípode de bronce”. En 1982, la periodista italiana Enza Massa estaba en la Biblioteca Nacional de Italia, en Roma, dirigiendo una investigación sobre textos antiguos, cuando encontró en el montón de documentos un misterioso manuscrito fechado en 1629 con ochenta acuarelas. En la última página dice que el hermano cartujo Cinus Beroaldus recibió este libro de Cèzar de Nostredame, como regalo para el nuncio apostólico en Francia, el cardenal Maffeo Barberini (futuro papa Urbano VIII). Más adelante en el texto alguien sugiere que las acuarelas fueron hechas por Miguel de Nostradamus. Se considera esto como improbable, aunque en el libro de Javier Ruzo se menciona que Cèzar era buen pintor de miniaturas, y que parece que las acuarelas son una recreación de Papas pasados y además se tienen pocas referencias que Nostradamus hubiera tenido dotes pictóricas. Se cree que es una versión distinta del libro de Joaquín de Fiore con los papas graficados. Actualmente el libro ha sido analizado con varios métodos por el instituto Crisostomi de Roma, entre ellos el método del carbono 12, aparte del análisis químico de la tintas, minas y colores usados. Se ha determinado que las hojas del cuaderno, los dibujos y los colores son de alrededor del 1450. Los comentarios basados sobre la lista de los papas de san Malaquías son de alrededor del 1650. Hay unas hojas finales con caligrafía a pluma que son de alrededor del 1870. Estos hallazgos han sido presentados por Vincent Bridges en una conferencia publica en USA.
Uno de los principales conceptos de Albert Einstein en su famosa teoría de la relatividad fue que el tiempo podía considerarse como una dimensión más. Todos sabemos que vivimos en un espacio de tres dimensiones, por lo que sí queremos determinar la posición de un punto cualquiera en un recinto necesitamos saber la distancia del punto a las distintas dimensiones. Einstein llegó a la conclusión de que el tiempo debía añadirse a las tres coordenadas espaciales como una coordenada más. De esta manera, el intervalo entre dos acontecimientos cualesquiera no solamente debería tener en cuenta la distancia espacial en la que ocurrieron sino también la diferencia de tiempo entre ellos. La cuestión que se plantea es la siguiente: Si el tiempo es una dimensión equivalente a la longitud, la anchura o la altura y si podemos movernos en cualquier dirección del espacio, ¿podríamos desplazarnos del mismo modo en el tiempo?  ¿Qué significa realmente viajar en el tiempo?  De manera simplificada podríamos decir que viajando a la velocidad de la luz se conseguiría la eternidad, que viajando a más velocidad que la luz, se llegaría al pasado, y si se ralentizara la velocidad de la luz se llegaría al futuro. En cierto modo a lo largo de nuestra vida viajamos constantemente en el tiempo, pero únicamente hacia el futuro. Sin embargo, un viaje real hacia el futuro equivaldría a llegar a un tiempo claramente posterior a aquel en el cual vivimos, sin percibir el paso de los períodos intermedios necesarios para llegar hasta dicho futuro de una manera natural. Esto sería posible mediante la criogenia, que implica congelar a alguien para descongelarlo después, por lo que la persona afectada no registraría el paso del tiempo y teóricamente habría viajado al futuro. También sería posible si nos moviésemos a una velocidad cercana a la de la luz, de tal modo que se produjese una significativa dilatación del tiempo, o si nos acercásemos a un campo gravitatorio de gran intensidad, tal como el generado por un agujero negro.
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Por otro lado, la clarividencia es una hipotética capacidad de percepción extrasensorial que permitiría a algunas personas recibir información de acontecimientos futuros (sin el auxilio de medios técnicos). No existe ninguna evidencia científica de que tal capacidad exista, sólo existen testimonios de personas que se adjudican a sí mismas esta capacidad. Los actos de clarividencia declarados contradicen abiertamente a las leyes físicas para una percepción basada en medios físicos conocidos. Esta percepción se caracterizaría por captar fenómenos que quedan fuera del alcance de los sentidos y de adivinar hechos futuros u ocurridos en otros lugares. La telepatía no se incluye en este tipo de percepciones. A diferencia de esta última, la clarividencia explícitamente implicaría la “visión de imágenes” reales físicas, de la mente (memoria) de otro individuo, de entidades mitológicas o desconocidas por la ciencia actual, y no el hecho de captar conceptos abstractos de otra mente. Se trata de supuestas indicaciones de hechos futuros que, según los escépticos, están escritas con un lenguaje ambivalente y, por tanto, podrían referirse a casi cualquier evento que se pueda hacer coincidir con el hecho profetizado. Quizá debido a la oscuridad de las cuartetas proféticas de Nostradamus, éstas han perdurado por siglos y han sido a menudo interpretadas de forma distinta por diferentes estudiosos a lo largo de los años. Muchos libros han sido escritos basándose en estas varias interpretaciones, a pesar de que las diversas «lecturas» de su material han variado de una publicación a otra. Ejemplos de ello son algunas presuntas referencias a Napoleón Bonaparte: «Un emperador nacerá cerca de Italia/ que al Imperio será vendido bien caro/ dirán con qué gentes se une/ será considerado menos príncipe que carnicero». En otra, puede leerse: «De simple soldado llegará a imperio/ de la ropa corta llegará a la larga/ valiente en armas, lo peor con la Iglesia/ vejará a los sacerdotes como el agua empapa la esponja». También las presuntas referencias a Adolf Hitler: «De lo más profundo del Occidente de Europa/ de gentes pobres un niño nacerá/ con su lengua seducirá a la muchedumbre/ su fama crecerá más en el reino de Oriente». Es la supuesta profecía que vaticina su nacimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial alcanzó difusión la teoría de que la palabra «Hister» mencionada en otra cuarteta –II, 24– sería una aproximación fonética al nombre del dictador, a pesar de que también se trate del nombre latinizado del río Danubio. En todos los casos, existirían diferencias en el nivel de claridad y precisión respecto de una profecía bíblica en el sentido estricto de la palabra, como fue la de María.
Lo mismo sucede con ciertas profecías tradicionales en las grandes religiones monoteístas, cuando son interpretadas fuera de contexto, como la «profecía de los papas» de San Malaquías, o las profecías apocalípticas, que tienen como tema principal el fin del mundo o el Armagedón. Algunas supuestas profecías son consideradas por algunos grupos solo como leyendas urbanas, mientras otros no están de acuerdo, y consideran que existirían antecedentes previos, tales como una cuarteta de las profecías de Nostradamus. Una de las fuentes que más ha influido en la emisión de profecías ha sido el libro del Apocalipsis, supuestamente escrito por el evangelista Juan. El supuesto autor de la Revelación se dice que fue amigo personal y discípulo de Jesús. Juan (no confundirlo con Juan el Bautista), parece haber sido el discípulo más influyente de Jesús. Y uno de los más antiguos textos bíblicos atribuidos a él, el Libro de Juan, parece transmitir la fuerte inclinación mística de los partidarios de Jesús y de la antigua iglesia cristiana. Por esta y otras razones, el nombre de Juan ha sido importante para los cristianos y para innumerables organizaciones místicas. Quizás no es sorprendente entonces que el nombre de Juan haya sido escogido para comunicar el último y enigmático Apocalipsis de la Biblia. La Revelación de San Juan o el libro del Apocalipsis es el quinto y último trabajo atribuido a Juan y es el último libro del Nuevo Testamento. Es conocido como Apocalipsis por el título que al principio se da a este libro y, en algunos círculos protestantes, simplemente como Revelación. Por su género literario, es considerado por la mayoría de los eruditos el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético. El Apocalipsis quizás sea el escrito más rico en simbología de toda la Biblia. La cantidad de símbolos, eventos y procesos complica la tarea de interpretar la totalidad de la revelación y, como tal, ha sido objeto de numerosas investigaciones, interpretaciones y debate a lo largo de la historia. Según el escritor, teólogo y apologista católico Scott Hahn, básicamente existen cuatro escuelas interpretativas del contenido del Apocalipsis, a saber: Preterista, que subraya el cumplimiento de las profecías delApocalipsis durante el siglo I. Tiende a identificar a los personajes del libro con personajes históricos de la época del siglo I. Idealista, que ve al Apocalipsis como una alegoría del combate espiritual entre el bien y el mal que debe tener todo fiel. Futurista, que conlleva la identificación de los personajes del Apocalipsis con distintos personajes que han surgido a lo largo de la historia
humana
, como la identificación de las Bestias del Apocalipsis con Napoleón Bonaparte, Hitler o Stalin, etc. Historicista, que sostiene que el Apocalipsis expone el plan maestro de Dios para la historia, de principio a fin, incluyendo la historia particular de la Iglesia. Para Hahn, todas estas escuelas tienen su razón de ser y su parte de veracidad, y aunque dicho autor favorece ante todo la visión preterista, no rechaza del todo ninguna de las otras escuelas.
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Sin embargo, en los primeros años del cristianismo son varios los libros apocalípticos que circulaban. Entre otros: el Apocalipsis de Baruc, escrito bíblico profético de tipo apocalíptico atribuido al profeta Baruc, escriba y secretario del profeta Jeremías; Los Paralipómenos de Jeremías, en que Dios anuncia a Jeremías la destrucción de Jerusalén; el Apocalipsis de Abraham, que se inspira tanto en el primer libro de la Biblia como en las visiones del profeta Ezequiel; o el Testimonio de los Doce Patriarcas, libro apócrifo bíblico que refiere discursos y recomendaciones atribuidas a los doce hijos de Jacob, antes de morir. No será hasta el año 393 d. C. en que se publicará la Biblia, tal como la conocemos. Y todos los libros finalmente elegidos para su constitución fueron escritos entre el siglo I y el siglo III, incluido el Apocalipsis. La autenticidad de sus autores es más que dudosa. Si además tenemos en cuenta que la idea del fin del mundo y la segunda venida de Jesucristo se plantea entre los primeros cristianos como algo inminente, es contradictorio suponer que los textos del Apocalipsis  se refieren a tiempos tan remotos como 2000 años después. Notable fama, por sus profecías, obtendrá  Nostradamus, sobre el que se siguen escribiendo infinidad de artículos y libros. Sobre sus “centurias” se ha dicho de todo, y se ha interpretados de mil maneras. Y es lógico, porque están escritas de tal forma que en ellas caben mil interpretaciones. Lo cierto es que ninguna se ha relacionado con un hecho acontecido antes de que este sucediera. Siempre la vinculación de la supuesta profecía y el hecho real es posterior al suceso. Dada la ambigüedad de las centurias, resulta difícil no encontrar algún acontecimiento histórico que pueda relacionarse con las centurias. Las profecías mayas están recogidas en los manuscritos “Chilam Balam”, de los cuales el más importante es el de Chumayel. Escritos posteriormente a la conquista de la corona española, son un sincretismo de sus creencias más las impuestas por los conquistadores católicos. Llaman la atención las referencias a las “Siete Piedras sagradas”, o los cuatro “Pauah” (rojo, blanco, negro y amarillo), porque recuerdan los “siete sellos” y los “cuatro jinetes del Apocalipsis”. Según los expertos en profecías, y tras sus deducciones sobre los citados textos, los mayas tenían tales conocimientos astronómicos que sabían que en la próxima alineación del centro galáctico – Sol – Tierra, se produciría una “sincronización” de todos los seres vivos mediante una señal procedente del centro de la galaxia. Según un experto que expone el tema podemos desde entrar en una nueva concepción de la vida, hasta a sufrir la total destrucción de  la  humanidad.  En  esta  última  opción  se  introduce  la  supuestamente anómala actividad solar actual. Anuncios del “fin de los tiempos” ha habido muchos. Desde los primeros cristianos, periódicamente se profetiza la llegada del fin de la humanidad.
Como principales fuentes relacionadas con profecías de los Papas, tenemos a San Malaquías, a un sacerdote anónimo llamado “El Monje de Padua”, que escribió en 1527 aproximadamente, a Sor María Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado, más conocida como “Lucía de Fátima”, al Papa Juan XXIII, y a Nostradamus.  Según nos relata San Bernardo, San Malaquías anunció el día exacto de su muerte (2 de noviembre) estando con el en la abadía de Clairvaux. Sin embargo sus profecías más conocidas están formadas por dos textos que le fueron revelados durante el término de una peregrinación hacia Roma en 1140. No obstante, ambos escritos se dieron a conocer siglos después. La Profecía de Irlanda: La primera profecía de San Malaquías hace referencia a los sucesos futuros de su tierra natal.  Anuncia que Irlanda, su patria, será oprimida y perseguida por Inglaterra, trayéndole calamidades por 7 siglos, pero que preservaría la fidelidad a Dios y a Su Iglesia en medio de todas sus pruebas. Al final de ese período sería liberada y sus opresores serían entonces castigados. Irlanda católica será instrumental en el regreso de Inglaterra a la fe. Se dice que esta profecía fue copiada por Dom Mabillon, un monje benedictino francés del siglo XVII, tomadas de un antiguo manuscrito de Clairvaux y transmitida por el al mártir sucesor de Oliver Plunkett. Esta profecía es extraordinaria, dado que san Malaquías murió siglos antes de que surgiera el anglicanismo e Inglaterra lo asumiera.  La “Profecía de los Papas” aparecería, en el Lignum Vitae, publicado por otro monje benedictino francés, Arnold de Wyon, en 1595, un erudito en la historia de su orden, que dedicó este libro al Rey de España Felipe II. Es, en esencia, una biografía colectiva de los benedictinos elevados a la dignidad episcopal.  Tras unos párrafos sobre San Malaquías, termina diciendo: «Escribió varios opúsculos. Hasta el día de hoy no he tenido ocasión de ver ninguno, exceptuando una profecía relacionada con los soberanos pontífices. Puesto que es muy breve, y que yo sepa no ha sido dada a imprimir todavía, y dado que a muchos les complacería conocerla, copio a continuación su contenido». Se ha debatido mucho si San Malaquías es el verdadero autor.  En contra se argumenta que el manuscrito original no se ha encontrado. Si San Malaquías es el autor, las profecías estuvieron desaparecidas por 400 años. También es  extraño el silencio sobre estas profecías por parte de San Bernardo, amigo de San Malaquías, quién escribió su biografía y nos relata sobre otros escritos del santo. Muchas hipótesis han querido explicar estas profecías y su origen.
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En el siglo XVII, el Padre Menestrier, jesuita, presentó la hipótesis de que estas profecías son un plagio para influenciar las elecciones de Gregorio XIV en el cónclave del 1590. El lema que le corresponde a este Papa en la profecía es “antiquitate urbis“, que hace alusión a su ciudad natal y sede episcopal, Orvieto (Latín: Urbs vetus). Pero el Padre Menestrier no ofrece pruebas para sus acusaciones.  Por otra parte, uno de los mas respetados historiadores del mismo siglo XVI, Onofrio Panvinio, corregidor y revisor de la Biblioteca Vaticana en 1556, parece aceptar completamente la autenticidad de la profecía de Malaquías.  Según la hipótesis del Abad Cucherat (1871), San Malaquías escribió la profecía en Roma,  entre los años 1139 y 1140, cuando visitaba al Papa Inocencio II para reportarle los asuntos de su diócesis. Entonces entregó su manuscrito al Papa para consolarlo en sus tribulaciones. El Papa guardó el manuscrito en los archivos romanos donde quedó olvidado hasta su descubrimiento en el 1590 (Cucherat, “Proph. de la succession des papes“).  Está formada por una serie de 112 pequeñas frases en latín sin numerar, haciendo alusión alegórica a los siguientes 112 papas que gobernarían la Iglesia Católica, desde Celestino II (1143-1144) hasta Pedro el Romano, incluyendo a los Antipapas. Muchos han escrito acerca del fín del mundo. Sin embargo, ninguna habla explícitamente del fin del mundo sino del fin de los tiempos, o sea el fín de un ciclo y el comienzo de otro, como hicieron los mayas. En el caso de las profecías de los papas aparentemente no se refiere al fin del mundo sino al fin del papado dentro de la estructura de la Iglesia Católica actual. Si comparamos esta con otras profecías, todas, sin excepción, vaticinan el fin de los que algunos denominan La Gran Ramera vestida de Escarlata, como lo denomina el Apocalipsis Bíblico. Nostradamus también hace referencia al fin del papado. En la CENTURIA I, CUARTETA 96 , dice: “A un hombre se le encomendará la tarea de destruir Templos y sectas cambiados por fantasías: Hará más daño a las rocas que a los vivos; Llenando los oídos de elocuencia”. Cuando se refiere “Hará más daño a las rocas que a los vivos”, podríamos considerar a las rocas como estructura. También el Papa Juan XXIII, en una de sus profecías, dice: “Es la época de los dos emperadores, y la madre no tiene padre“. Tal vez se refiere a que coexistirán dos Papas, como ocurre actualmente. En otras profecías, Juan XXIII se refiere a la Iglesia como la Madre. En otras palabras, la Madre no tiene padre se puede interpretar como que la Iglesia no tiene Papa. La beata Ana María Taigi, profetizó: “La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma”. San Francisco de Asís predijo: “Habrá un Papa no electo canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que harán que muchos duden. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran aún los elegidos se perderían”. Juan de Rocapartida pronosticó que: “El Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio”. Asimismo, Nicolás de Fluh predijo: “El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que en cualquier otro momento histórico”.
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A San Malaquías se le atribuyen muchos milagros, pero por lo que más se le recuerda es por su don de la profecía. Entre estas, tal como hemos indicado, la   más   famosa   es  la   referente   a  los  Papas: A partir del Papa nº 103, tenemos las siguientes profecías: Papa Nº 103 — PÍO X – (1903-1914) -  IGNIS ARDENS (Fuego ardiente).  Predijo que una gran guerra comenzaría en 1914. Algunos meses antes de su muerte comenzó la Primera Guerra Mundial. También profetizó que un Papa saldría del Vaticano caminando entre los cadáveres de sus cardenales. El fuego ardiente que vio San Malaquías se vio en todo el hemisferio norte la noche del treinta   de   Julio   de   1508   obliga   a   reconocer   un   acierto   total.   Todos   los   ingleses   con parientes en Londres llamaron por teléfono preguntando si estaba ardiendo, se alteró la presión atmosférica en todo el hemisferio norte, las brújulas se volvieron locas, caballos y otros   animales   perdieron   el   equilibrio.   En   todo   el   Imperio   ruso   se   registraron   ondas sísmicas de terremotos lejanos, pero no se descubrió su epicentro. Hoy se sabe que este fenómeno fue el reflejo de los rayos del sol en una nube gigantesca en forma de hongo, consecuencia de la explosión de un meteorito en las proximidades del río Tunguska,en Siberia Oriental. fue equivalente a una detonación nuclear de más de 30 megatones,que representan   una   fuerza   explosiva   suficiente   para   borrar   del   mapa   1.500   ciudades. En aquellos días fue considerado “aviso del cielo”,interpretado en forma apocalíptica.  Papa nº 104 — BENEDICTO XV – (1914-1922) -  RELIGIO DESPOPULATA (Religión despoblada).Benedicto XV Fue el tercero de los cuatro hijos del marqués Giuseppe Della Chiesa y de la marquesa Giovanna de Migliorati. Su reinado fue controvertido cuando cometió el gran error al declararse neutral en la Primera Guerra que despobló de cristianos el continente. Otra traducción de despopulata es “Desacreditada” y reafirma el mismo punto. 29 millones de muertos hubo en la guerra, casi todos cristianos, y luego vino la peste  española  que  mató  a  otros 22 millones.  En  Rusia  cayó el  Zar y  la iglesia,  con muchos otros millones de caídos, en total los fallecidos por guerra, hambre, enfermedad y miseria durante sus ocho años de pontificado suman 230 millones. Papa nº 105 — PÍO XI –(1922-1939) -  FIDES INTREPIDA (Fe intrépida). Pío XI firmó con el gobierno italiano de Benito Mussolini y el rey Víctor Manuel III el Tratado de Letrán, que dio nacimiento al estado independiente y soberano de la Ciudad del Vaticano. Publicó una encíclica en la que se condenaba el régimen nazi. Durante su pontificado, la Iglesia Católica se fortaleció como institución y comenzó a ser un referente importante a nivel mundial no solamente en los aspectos religiosos sino también políticos. Pío XI fue antifascista, porque a partir de 1937 perdió ya la fe en el nazismo y en el fascismo,condenando   al   fascismo   como   vehículo   del   Anticristo   en   su   encíclica  Mitbrennender Sorge (Con ardiente preocupación). Pío XI no levantó la condena a los escritos de Nostradamus, pero coincidió pues con él al aceptar de facto que Hitler (Hister en Nostradamus) sería el II Anticristo. Famosa tambiés es la aurora boreal que se vio la noche del 25 de enero de 1938 en todo el hemisferio norte, se tomó luego como una advertencia ante la inminente guerra. Este fue el segundo secreto de Fátima, que tan ligada está a los papas.
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Papa nº 106 — PÍO XII – (1939-1958) – PASTOR ANGELICUS (Pastor angélico).  Era   el   tercero   de   los   cuatro   hijos   de   Filippo   Pacelli,   príncipe  de   Acquapendente   y  de Sant’Angelo in Vado. Publicó su primera encíclica, en la que condenaba cualquier forma de totalitarismo. Sin embargo, en la II Guerra Mundial mantuvo, al menos desde un punto de vista formal, un evidente neutralismo, tal como había hecho Benedicto XV en la contienda anterior. Pero su mayor propósito era conservar la presencia católica en los países al margen de su alineamiento en la guerra, por lo que fue llamado “el pastor de las almas”. Dijo “La hora presente es una fase terrible de los sucesos que profetizó Cristo. Parece que la oscuridad está a punto de descender sobre el mundo. La Humanidad se encuentra sumida en una crisis suprema”. En el escudo heráldico de los Pacelli aparece la paloma del Espíritu Santo con una rama de olivo en el pico, y el nombre Pacelli procede de pace, paz. Pío XII fue además un gran estudioso y seguidor de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico. A sus dotes intelectuales, Pío XII añadió una piedad sincera. Y aunque sintiera simpatía por la Alemania en la que fue Nuncio, nombró una Comisión Pontificia de Asistencia que salvó la vida a unos 400.000 judíos, acogiendo a muchos de ellos en el Vaticano. Pío XII,en efecto,abriría el sobre que contenía el tercer “secreto” de Fátima. Y su lectura le produjo un desmayo que le obligó a guardar cama durante tres días.Por eso sus oraciones equivalieron a una Consagración del planeta al Inmaculado Corazón de María,como exigían esas profecías. En este punto comenzaremos a incluir las profecías del Papa Juan XXIII (que en realidad son apócrifas): “Entre   las   nubes   más   tristes   se   alzará   la   paloma   elegida,   el   duodécimo   Pío   de   perfil metálico. Única paz en la guerra, única plegaria entre los aullidos de los lobos. Hay que combatir y esperar, porque el usurpador se crucificará solo en su falsa cruz, solo entonces habrá paz. El vicario oirá injustas acusaciones por haber tenido la dignidad de callar y por el valor y la prudencia que salvaron al mundo“. No solo anuncia el nombre del Papa, sino que además es clara la referencia a los Nazis y su cruz gamada, así como la obligada postura de Roma ante el Reich. Pero agrega que su postura salvó al mundo.  Durante su papado, como ampliación de la AOR, fundada por León XIII y que ya había quedado antigua en su funcionamiento, el papa Pío XII creó en 1942 el Instituto para las Obras de Religión, conocido comúnmente como IOR. Se instauraba así una de las instituciones financieras más secretas del mundo, caracterizada por su tendencia a la especulación al más puro estilo de la banca estadounidense, sin ninguna clase de escrúpulos morales y absolutamente libre de cualquier tipo de control por parte de las autoridades bancarias extranjeras. El IOR navegaría desde ese momento por las tormentosas aguas de las finanzas internacionales con una poderosa «patente de corso» firmada por Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, Sumos Pontífices de Roma, para violar normas bancarias y lavar dinero del crimen organizado.
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«Los tres misterios de Fátima» es el nombre usado para referirse a tres secretos que, según la tradición católica, la Virgen de Fátima habría confiado a tres pastores portugueses. En octubre de 1917, tres jóvenes pastores portugueses, Lucía dos Santos y sus primos, Jacinta y Francisco Marto, proclamaron haber presenciado una aparición de la Virgen María. La visión de María es hoy popularmente descrita como Nuestra Señora de Fátima. El 13 de mayo, la Virgen María confió tres secretos, en forma de profecías,  a los jóvenes visionarios. Dos de los secretos se revelaron en 1941, en un documento escrito por Lucía para ayudar en la canonización de sus primos, mientras el tercero debía quedarse en secreto, aunque el Obispo de Leiria ordenara a Lucía ponerlo en escrito para presentarlo al Papa. Lucía escogió la fecha de 1960 para revelar el secreto, porque ella dijo pensar que “para entonces será más claramente entendido“. El texto del tercer secreto fue revelado por el papa Juan Pablo II, el 26 de junio del 2000. El primer secreto era una supuesta visión del Infierno: “Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que pareció estar bajo la tierra. Hundido en este fuego estaban demonios y almas en la forma humana, como ascuas transparentes de ardor, todo bronce ennegrecidos o bruñidos, flotando cerca de la conflagración, ahora levantados en el aire por las llamas que saltaron de dentro de sí mismos junto con grandes nubes de humo, ahora recurriendo a cada lado parecidas a chispas en un fuego inmenso, sin el peso o el equilibrio, y entre chillidos y gemido de dolor y desesperación, que nos horrorizó y nos hizo temblar de temor. Los demonios podrían ser distinguidos por sus aterradoras y repulsivas formas semejantes a animales espantosos y desconocidos, todos negros y transparentes. Esta visión duró por un instante. Cómo pudimos jamás estar suficientemente agradecidos a nuestra Madre celestial amable, que ya nos había preparado prometiendo, en la primera Aparición, para tomarnos al cielo. De otro modo, yo pienso que habríamos muerto del temor y el terror“.
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El segundo secreto incluyó las instrucciones de María de cómo salvar las almas del Infierno y reconvertir el mundo a la cristiandad: “Ustedes han visto el infierno donde las almas de los pobres pecadores van. Para salvarlos, Dios desea establecer la devoción del mundo al Corazón Inmaculado. Si lo que digo es hecho, muchas almas se salvarán y habrá paz. La guerra terminará. Pero si las personas no dejan de ofender a Dios, una guerra peor estallará durante el Papado dePío XI. Cuándo ustedes vean una noche iluminada por una luz desconocida, sepan que será el gran signo dado por Dios, indicando que está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el hambre, y las persecuciones de la Iglesia y del santo Padre. Para prevenir esto, yo pediré la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado y la Comunión de reparación en los Primeros sábados. Si se hacen caso de mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá la paz; si no, ella esparcirá sus errores a través del mundo, causando las guerras y las persecuciones de la Iglesia. El bueno será martirizado; el santo Padre tendrá mucho que sufrir y varias naciones serán aniquiladas. Al fin, el Corazón Inmaculado triunfará. El santo Padre me consagrará Rusia, que será convertida. Y un período de paz será otorgado al mundo”.
Debido a la larga demora en revelar el tercer misterio, existen numerosas y variadas teorías que han circulado en la Iglesia y fuera de ella. Algunas proclaman que habla de una guerra nuclear, de la deposición del papa, del asesinato de un papa, o del reemplazo de un legítimo papa por un impostor. Finalmente, durante una visita a Portugal para la beatificación de los videntes Francisco y Jacinta (Lucía estaba todavía viva), el papa Juan Pablo II anunció por medio de su Secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano, que había decidido hacer público el texto del Tercer Misterio. Unos pocos meses más tarde, el texto fue dado a conocer por el Vaticano, junto con una discusión del significado del texto: “Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda. Centelleaba y emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contactar con el esplendor que irradiaba Nuestra Señora, con su mano derecha dirigida hacia él. El Ángel, señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos a un Obispo vestido de blanco en una inmensa luz, qué es Dios, algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él. Y tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre. También vimos a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de toscos maderos como si fueran de alcornoque. El Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó, algo tembloroso con paso vacilante, una gran ciudad en medio de ruinas, apesadumbrado de dolor y pena, y rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino. Llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.
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En 1984, el entonces cardenal Joseph Ratzinger (luego Benedicto XVI) dijo que el Tercer Misterio se refería a los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano y, por lo tanto, del mundo. Cosme do Amaral, Obispo de Fátima, el 10 de septiembre de 1984, dijo: “El Tercer Secreto de Fátima no habla ni de bombas atómicas ni de guerras nucleares, ni de misiles SS-20. Su contenido concierne a nuestra fe. Identificar el Secreto con anuncios de catástrofes o con un holocausto nuclear, es distorsionar el significado del Mensaje. La pérdida de la fe en un continente es peor que la aniquilación de una nación; y ciertamente la fe está disminuyendo continuamente en Europa”. El Padre Alonso, archivista de Fátima, dijo: “El Tercer Secreto habla de la crisis de fe dentro de la Iglesia y de graves diferencias en la alta jerarquía de la Iglesia”. El cardenal Mario Ciappi, teólogo papal bajo Pablo VI y Juan Pablo II, escribió: “En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia empezará en lo alto“. El papa Juan Pablo II contó en 1980 que sus antecesores no revelaron el secreto “por no alentar el poder del mundo comunista a hacer ciertos movimientos“. Criticó a las personas que desearon conocer el misterio sólo por mera curiosidad y sensacionalismo. Tomando un rosario concluyó: “Aquí está el remedio contra este mal. Ore, ore, y no pida nada más“. El 11 de mayo de 2010, Benedicto XVI dijo, al viajar en avión a Portugal para cumplir una visita pastoral, que los sufrimientos actuales de la Iglesia por los abusos sexuales contra niños cometidos por sacerdotes forman parte de los que anunció el Tercer secreto de Fátima.
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Papa nº 107 — JUAN XXIII – (1958-1963) PASTOR ET NAUTA (Pastor y navegante). El famoso pastor de Venecia. Fue tanta la especulación antes de esta elección que se cuenta que un cardenal navegó en una góndola con una oveja en las rodillas, para que se cumpliera en él la profecía. A pesar de que era el cuarto de hijo de catorce, de una familia de campesinos, logró educarse adecuadamente, debido a su inteligencia. En su primera medida de gobierno vaticano, que le enfrentó con el resto de la curia, redujo los altos estipendios (y la vida de lujo que, en ocasiones, llevaban los obispos y cardenales). Asimismo, dignificó las condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano, que  hasta  ese  momento  carecían  de  muchos  de  los  derechos   de  los trabajadores   de Europa, además retribuidos con bajos salarios. El 11 de octubre de 1962 el papa Roncalli abrió el Concilio Vaticano II en San Pedro. Este Concilio cambiaría la cara del Catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia, más cercana a los fieles. Se negó a publicar el contenido del “tercer secreto” de Fátima,porque al leerlo estuvo a punto de desmayarse de horror. El Monje de Padua, personaje anónimo, escribió en el siglo XVI y sus profecías describen a los cinco últimos papas. De Juan XXIII dijo que sería “Un hombre de gran humanidad, que habla francés”. Juan XXIII fue Nuncio Apostólico en Paris. Juan XXIII, en sus propias profecías, dice: “Más tarde será padre el inesperado, hijo de las aguas y los campos. Yo no le veo. Convocará a los pastores y osará hacer lo que nunca fue hecho. El padre que le suceda oirá su voz desde la tumba. Entonces se romperá el séptimo sello, pido perdón por él“.  No se ve a sí mismo, pero ve sus obras. El concilio Vaticano Segundo, que cambió la historia de la iglesia, aunque dice que no será para bien. Luego habla del futuro Pablo VI y dice que oirá su voz, se supone que en el Concilio.  Y dice además que en esta época se rompe el último sello. Según Nostradamus: “La unión sagrada durará poco, algo cambiado, la mayoría reformado, en el barco estará la raza perdurable, cuando Roma tenga un nuevo leopardo” En su escudo pontificio, en la parte superior, figuró un leopardo en figura de león alado. El Concilio es la reforma. La muerte de Juan XXIII anuncia un serio problema financiero para la Santa Sede, pues el Óbolo de San Pedro, donaciones de las diócesis y cristianos católicos del mundo entero al Papa de Roma, se reduce casi un sesenta y seis por ciento. Esta situación se agrava aún más cuando el Gobierno italiano decide aplicar un impuesto sobre los beneficios financieros que la Santa Sede tiene en bolsa y que cuentan con una exención fiscal promovida por Benito Mussolini en la llamada «circular de San Silvestre», firmada en 1942. El Vaticano controla en ese momento entre un dos y un cinco por ciento del mercado bursátil.
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Papa nº 108 — PABLO VI – (1963-1978) – FLOS FLORUM (Flor de flores). El  emblema   papal de  Pablo  VI,  era  precisamente   una  flor de  Lis,   la  flor de las flores. Reestructuró las instituciones vaticanas, internacionalizó el Sacro Colegio Cardenalicio y redujo el   predominio   abrumador   de   los prelados  italianos,   descentralizó   el   poder   papal   para impulsar una mayor colaboración de los fieles en la vida de la Iglesia, viajó por todo el mundo para redoblar la presencia pública de la Iglesia y dio un nuevo impulso al diálogo ecuménico con las restantes confesiones cristianas Otra coincidencia es que el Papa nace en Florencia, la ciudad de la flor de Lis. El Monje de Padua dice: “A la sombra del anticristo, comenzará a oscurecer la Ciudad Eterna”. Pablo VI afirmó: “No se por que fisura, pero el humo de Satanás ha entrado en la iglesia“. En la profecía de Juan XXIII se dice: “Oh, torturado, nacido en el tormento. Padre viudo cuyo secreto conoce alguien que callará en nombre de la fe. Pagas aún el estipendio de París, la tentación del panteón, de sus muertos y de sus vivos. Aún viajando te quedarás en el trono. Queman tus pastos y tú callas cuando matan a tus pastores. Babilonia tiene muchas lenguas, haz roto la cadena y lo sabes. Haz visto el rostro de Satán, no basta con hablar. Vienes de la niebla y serás herido“. Es durísima la cita a Pablo VI, al que acusa de omisión. Pero se da cuenta del tormento que sufre el Papa. Sobre todo le acusa de que, aunque ha reconocido que Satán está atacando la iglesia, no ha hecho nada. Pobre Papa atormentado.
Eric Frattini (Lima, 1963) es un ensayista, novelista, corresponsal en Oriente Medio, periodista, profesor universitario, analista político, guionista de televisión, y conferenciante de nacionalidad peruana y española. Entre sus obras figura “Los cuervos del Vaticano“, en que me he basado para escribir los temas más escabrosos relacionados con los últimos papas. Lo que sucedió, según Eric Frattini, es que en septiembre de 1950 aparece por vez primera, por los penumbrosos despachos vaticanos, un joven que había sido ordenado sacerdote tan solo tres años antes, procedente del frío Chicago, con el fin de realizar un curso en la Universidad Gregoriana. Mide casi un metro noventa, pesa noventa kilos y es aficionado al boxeo. Él mismo se definió como un «niño de la calle», que tuvo que aprender a defenderse en la dureza del barrio de Cicero, cuartel general de Al Capone. Su nombre es Paul Casimir Marcinkus, hijo de inmigrantes lituanos. Tras un corto paso por la Gregoriana decide dirigir sus miras hacia la Pontificia Academia Eclesiástica, lugar donde se forma la élite de la diplomacia de la Santa Sede. Con solo treinta años ocupa ya un puesto de nivel medio en la Secretaría de Estado bajo el pontificado de Pío XII y son muchos los que creen que Marcinkus tiene el apoyo del poderoso cardenal Giovanni Benelli, secretario en la nunciatura de Irlanda, o del también poderoso y ferviente anticomunista cardenal norteamericano Francis Spellman, quien manejaba las relaciones entre el Vaticano y Washington. En realidad, quien protege bajo cuerda al apuesto religioso es nada más y nada menos que el subsecretario de Estado, Giovanni Battista Montini, el futuro Pablo VI. Montini es partidario de cambiar absolutamente las reglas del juego en relación a las finanzas y se plantea desarrollar una política agresiva y audaz en el terreno de las inversiones. El cardenal estadounidense Francis Spellman será uno de los arquitectos de esa nueva política y será quien recomiende vehementemente a Paul Marcinkus al papa. Dos acontecimientos pondrán a Marcinkus en la senda del Sumo Pontífice: la primera tiene lugar en Roma, cuando, durante una visita al centro de la capital italiana, Pablo VI está a punto de ser aplastado por la muchedumbre. El corpulento y deportista religioso entra en acción y aparta a la gente, protegiendo con su propio cuerpo al Pontífice. Al día siguiente, Pablo VI ordena que Marcinkus se convierta en una especie de guardaespaldas privado. Desde ese momento, la figura de este religioso de enorme estatura no se separará de Pablo VI.
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El segundo acontecimiento, que le elevaría a los altares del IOR, sucede en 1970, durante un viaje a Filipinas. Un enajenado mental se lanza armado con un cuchillo contra el papa, siendo detenido por el fornido guardaespaldas. Este hecho le lleva a convertirse en confidente del poderoso secretario del papa, el padre Pasquale Macchi, quien poco después se convertirá en el prefecto de la Entidad, el Servicio Secreto Vaticano. En 1971 Paul Marcinkus es nombrado obispo y elegido como secretario del Banco Vaticano, y es entonces cuando pronuncia una frase que le hará celebre: «¿Se puede vivir en este mundo sin dinero? No se puede dirigir la Iglesia con oraciones a María». A 31 de diciembre de 1968, el Vaticano debe hacer frente a un pago a la Hacienda italiana cercano a los 1 200 millones de euros en atrasos. Entonces, Pablo VI decide retirar todas las inversiones de la Santa Sede en Italia y trasladarlas a otros países, como Estados Unidos. Para ello utilizan a un hombre llamado Michele Sindona, a quien las autoridades norteamericanas consideran el «blanqueador» de dinero de la mafia, principalmente de Joe Adonis, un alto miembro de la familia Genovese. Sindona y Marcinkus se hacen inseparables y se convierten en el gran escudo financiero del Vaticano en los años siguientes.
Las pérdidas de las entidades financieras controladas por el IOR o por los amigos de Marcinkus alcanzan ya los 2 382 millones de dólares, repartidos entre el Franklin National Bank, Banca Privata y Finabank. En septiembre de 1975, en una reunión con el papa Pablo VI, sin duda preocupado por los innumerables rumores sobre una posible quiebra bancaria vaticana, Marcinkus asegura: «El Vaticano no ha perdido ni un céntimo». Pablo VI se queda tranquilo, pero lo cierto es que hasta ese momento la Santa Sede lleva perdidos entre cincuenta y doscientos cincuenta millones de dólares. Muchos comienzan a preguntarse en los pasillos vaticanos cómo es posible que nadie sepa nada acerca de las actividades criminales de Sindona y cómo pudo el Vaticano hacer negocios con él. Y comienzan las detenciones. En un último intento por salvar los muebles, Sindona es sustituido por Calvi. Desde la Secretaría de Estado se dan órdenes precisas de «abandonar» a su suerte a Sindona, cuya extradición ha pedido ya Italia a Estados Unidos. Pero este no va a morir sin patalear, así que, para vengarse de los que hasta entonces habían sido sus amigos, decide pedir al Banco de Italia que abra una investigación al Banco Ambrosiano. La auditoría encuentra deudas millonarias, créditos a partidos y a políticos de todos los signos, sin ningún tipo de control o garantía, inversiones de altísimo riesgo, fraude en los planes de pensiones de los ahorradores, manipulación de documentos financieros, fraude fiscal, evasión de capitales, etc. La situación para las cabezas del IOR se agrava cuando el 6 de agosto de 1978 muere Pablo VI de cáncer. El cónclave elige, tras tres votaciones, al patriarca de Venecia Albino Luciani, quien adoptará el nombre de Juan Pablo I.
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Papa nº 109 — JUAN PABLO I -(Fue Papa solo 31 días) – DE MEDITATE LUNAE (De la mitad de la luna) – Albino Luciani, literalmente, luz blanca o luna blanca, nació en Canale d’Ogardo, diocese de Belluno (luna hermosa). Elegido papa el 26 de agosto, el primer dia del último cuarto de la luna. Un eclipse lunar el 17 de septiembre marcó el apogeo de su papado. Duró en el puesto desde la mitad de la luna hasta la próxima mitad de otra.  Murió el 28 de septiembre en la noche del último cuarto de la luna viéndose sólo la mitad de luna. Al respecto, Nostradamus dijo: “El que tendrá el gobierno de la gran capa. Querrá investigar ciertos casos: Los   doce   de   rojo   echarán   a   perder   la   ocultación“.  El Monje de Padua predijo: “El pastor de la laguna, su reinado será tan breve como el paso de un cometa”. Hay que hacer referencia a que la situación para las cabezas del IOR se agravó cuando el 6 de agosto de 1978 muere Pablo VI de cáncer. El cónclave elige, tras tres votaciones, al patriarca de Venecia Albino Luciani, quien adoptará el nombre de Juan Pablo I. El nuevo papa tiene como lema de su pontificado la expresión latina humilitas (humildad), algo que queda de manifiesto en su polémico rechazo a la coronación y a la imposición de la tiara papal en su ceremonia de entronización. Pero, además, se trata de un significativo mensaje a todos aquellos banqueros y usureros cercanos al IOR que han estado manipulando y malversando fondos en nombre del Vaticano. El papa Luciani tiene un encontronazo serio con el dúo Calvi-Marcinkus cuando estos, a través del Banco Ambrosiano, asaltan la Banca Cattolica del Veneto sin consultar a la diócesis local que forma parte del accionariado. La situación se complica aún más cuando el periodista Mino Pecorelli hace pública la lista de 121 altos miembros del Vaticano que forman parte de la masonería. En esta lista figuran Paul Marcinkus, Donato de Bonis, el cardenal Jean Villot,  Secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli, el cardenal Ugo Poletti, y un largo etcétera. En la noche del 28 de septiembre de 1978, durante la cena frugal que tiene con su secretario de Estado Villot, el papa anuncia que en los próximos días pretende llevar a cabo una auténtica limpieza dentro de la Santa Sede en general y en el IOR en particular. En la mañana del 29, el papa Juan Pablo I es encontrado muerto en su cama. O ha sido víctima de un asesinato o de un paro cardíaco. Las teorías de la conspiración quedan abiertas, pero lo cierto es que esa remodelación jamás se realizaría. El escritor David Yallop, en su libro “In God’s Name. An Investigation into the murder of Pope John Paul I”, acusa a Marcinkus de ser uno de los autores del presunto asesinato del papa Juan Pablo I. También se le culpó de ser cómplice del secuestro y desaparición de Emanuela Orlandi, una adolescente de quince años, hija de un funcionario vaticano, aunque finalmente nunca se le pudo imputar por ello. Lo que sí se hizo público fue que Paul Marcinkus había sido objetivo, en 1979, de un comando del grupo terrorista Brigadas Rojas, según indicaban una serie de escritos encontrados en el piso franco de dos de sus miembros, Valerio Morucci y Adriana Faranda.
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Papa Nº 110 — JUAN PABLO II – (1978-2005) – DE LABORE SOLIS (De los trabajos del Sol) – Karol Wojtyla nació el 18 de Mayo de 1920, durante un eclipse de Sol. Juan Pablo II fue el Papa de Fátima y el milagro del Sol, que se refería a Rusia, ya que fue quien derrumbó al comunismo. Fue atacado por Alí Aghca, y salvó milagrosamente la vida cuando la bala reboto en la medalla de la Virgen. Curiosamente el atentado fue el 13 mayo, el mismo día en que apareció por primera vez la Virgen de Fátima. Sobre este Papa se escribirán muchos libros. Se le llamará Juan Pablo Magno, y también el Papa peregrino. Según el Monje de Padua: “Es un sembrador de la paz y esperanza en un mundo de paz, antes de la llegada del Anticristo”. Según las profecías de Juan XXIII: “Bendito, Bendito, Bendito seas. Serán los jóvenes los que te aclamarán. La Virgen María al lado, en sus palabras hallarás la senda. El camino será difícil al principio, difícil   será   caminar   por   Roma   en   días   de   sangre,   disiparás   las   nieblas,   limpiarás   los sepulcros. Darás un nombre sagrado a las cosas sagradas y un nombre profano a las cosas profanas. Harás esperar a los poderosos que te rezarán sin armas en las manos. Y te descalzarás, y caminarás descalzo. Ángel te llamarán, bendito seas“. Esta profecía es tremenda y certera. Caminó por Roma en días de sangre (un atentado) y es mariano como ningún otro Papa. El que lo haya visto limpiar los sepulcros donde se torturó gente, como el estadio nacional de Chile delante de miles de personas, sabrá a que se refiere la profecía. En su funeral Bush hijo y Padre, Clinton, los reyes de España y muchos otros poderosos se arrodillaron rezando frente a él. La profecía de Nostradamus nos dice: “Despues de la sede mantenida diecisiete años, Cinco cambiarán en tal girado termino, Luego será elegido del mismo tiempo,Quien de los romanos no esta muy conforme“. El 16 de octubre de 1978, tras dos días de cónclave, el cardenal polaco Karol Józef Wojtyla es elegido sucesor de Luciani, adoptando el nombre de Juan Pablo II. A sus cincuenta y ocho años de edad se convertía en el papa más joven del siglo XX y el primero no italiano desde el siglo XVI. Juan Pablo II no solo decide no investigar la situación financiera de la Santa Sede, sino que incluso ratifica en su cargo a Paul Marcinkus. Aunque se da la orden de que todo el mundo permanezca en sus puestos, la situación de Michele Sindona es cada vez más grave y las fichas de dominó están a punto de caer una tras otra.
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A finales de 1980, cuando se cumplen dos años de pontificado del papa polaco, el Franklin National Bank, controlado por Sindona, presenta un expediente de quiebra, lo que obliga al banquero a cumplir una pena de veinticinco años de cárcel por fraude y malversación de fondos. En marzo de 1981 la Fiscalía italiana inicia una investigación de todas aquellas empresas y personas físicas del país que hayan utilizado la «red Sindona» para evadir capitales. En efecto, casi medio millar de instituciones empresariales, financieras y personalidades de todos los sectores han usado a Michele Sindona, pero el problema se complica cuando los magistrados Gerardo Colombo y Giulio Turone descubren una segunda lista con los nombres de todos los afiliados a una organización llamada Logia Propaganda Due, la P2. Poco después salta el escándalo del Banco Ambrosiano. Juan Pablo II, a través de su secretario de Estado, el poderoso cardenal Agostino Casaroli, ordena a Marcinkus que negocie con Calvi el retorno de fondos de la Santa Sede, con el fin de reducir al máximo las pérdidas económicas. Según cuenta el periodista Gianluigi Nuzzi en su libro Vaticano S. A., Marcinkus ofrece a Calvi un acuerdo secreto: la responsabilidad y todas las pérdidas por mala gestión en el Ambrosiano recaerán en el banquero; a cambio, el IOR ofrecerá cartas de patrocinio que permitan al Ambrosiano garantizar y negociar su deuda en el extranjero. Cuando las garantías vaticanas venzan, Roberto Calvi deberá ingresar en las cuentas del IOR una cantidad cercana a los trescientos millones de dólares. Pero el tema no está tan claro. A pesar del acuerdo secreto IOR-Calvi, el Banco de Italia decide intervenir y denuncia un agujero cercano a los mil trescientos millones de dólares. Calvi es llamado nuevamente al Vaticano, pero no se presenta. El banquero ha huido a Londres para evitar su detención. Marcinkus debe asumir su responsabilidad ante los interventores del Banco de Italia, que exigen al Vaticano que inyecte los fondos necesarios para evitar la quiebra y la pérdida de dinero de los ahorradores. Marcinkus se niega, aduciendo que el IOR nada tiene que ver con el Ambrosiano. Pero las autoridades italianas ya han descubierto que la Santa Sede es la principal accionista de la entidad a través de las sociedades extranjeras del IOR.
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El 18 de junio de 1982, a las siete y media de la mañana, Roberto Calvi es encontrado colgado bajo el puente londinense de Blackfriars. Para matar y colgar el cuerpo de Calvi se han utilizado a dos sicarios de la camorra napolitana, que han tenido la ayuda del guardaespaldas del banquero. Años después, Giuseppe Pippo Calò y Flavio Carboni serían acusados formalmente por el Tribunal Penal de Roma de ser los instigadores del asesinato del «banquero de Dios». Calò, es miembro de la «Comisión», el más alto consejo mafioso y el encargado de lavar su dinero. Flavio Carboni era un poderoso hombre de negocios sardo con estrechas conexiones con una organización mafiosa de Roma. El 6 de agosto de 1982, el Gobierno italiano, a través de su ministro del Tesoro, Beniamino Andreatta, ordena la liquidación total de activos, el cese de operaciones y el cierre del Banco Ambrosiano, creando una de las mayores crisis diplomáticas de toda la historia entre la Ciudad-Estado del Vaticano y la república de Italia. A pesar de los grandes escándalos que rodean al IOR y que ya han llegado a la prensa, Marcinkus sigue gozando de la protección de Juan Pablo II, aunque no de Casaroli, que continúa negándose a elevar al religioso de Chicago al purpurado cardenalicio. Las pérdidas del Vaticano son tan enormes que Casaroli tiene que convencer al papa para que convoque en 1983 un Año Santo Extraordinario, con la intención de recaudar fondos con los que cubrir los agujeros provocados por Marcinkus y los suyos. El cardenal secretario de Estado Casaroli está recibiendo enormes presiones del Gobierno italiano, que le exige la creación de una comisión mixta con el fin de establecer los daños y las conexiones entre el IOR y el Banco Ambrosiano. La parte vaticana de la comisión justifica la posición de que el IOR fue una víctima más de Calvi, mientras que la italiana defiende que la actuación de Calvi no podía haberse realizado sin el escudo del propio IOR. Casaroli inicia una ofensiva diplomática con el Gobierno de Bettino Craxi. El líder socialista italiano exige a Casaroli que el primer paso para salvar al Vaticano en el «asunto Ambrosiano» sea la derogación de la ley pontificia firmada por el papa Clemente XII en 1738. El papa Juan Pablo II deroga la ley que establecía la excomunión inmediata a todo masón. El único que se opone a ello es el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Craxi, perteneciente a la Propaganda Due, está en posición de presionar al Vaticano de forma favorable para los miembros católicos de la P2. A pesar de todo, las órdenes de detención comienzan a llegar a la puerta de Santa Ana. En febrero de 1987, un juez de Milán manda arrestar a Paul Marcinkus, Luigi Mennini y Pellegrino de Strobel por complicidad en la quiebra del Banco Ambrosiano. Y Casaroli recibe dos encargos precisos del Sumo Pontífice: proteger a toda costa la imagen de la Santa Sede y solucionar cualquier controversia de forma amistosa y que pueda surgir por el asunto IOR. Durante décadas, el IOR y la Propaganda Due fueron socios en los más oscuros negocios realizados durante la etapa Marcinkus. El Banco Ambrosiano, la muerte de Calvi, el asesinato de Michele Sindona y un largo etcétera hicieron que tanto el Banco Vaticano como la logia masónica conformasen una estrecha asociación. Paul Marcinkus y Licio Gelli se convirtieron así en compañeros de una aventura nada sagrada. El nombre de esta logia procede originariamente de la llamada Propaganda Masónica, fundada en 1877 en la ciudad de Turín por acaudalados industriales y por algunas nobles familias de la región. Poco a poco la logia va absorbiendo a nuevos miembros entre las clases políticas y religiosas de toda la nación, y entre las aristocráticas y ricas familias piamontesas. A pesar de haber estado prohibida y perseguida por Mussolini, la masonería se reorganiza nuevamente tras el fin de la guerra. Propaganda Masónica cambia de nombre y pasa a llamarse Propaganda Due, cuando la Gran Logia de Italia decide numerar a todas sus logias. Entre 1960 y 1966, la Propaganda Due fue una logia sin ningún tipo de actividad y mucho menos de poder, hasta que Licio Gelli, un antiguo «camisa negra», que había luchado a favor de Franco en la Guerra Civil española, decide reactivarla invitando solo a aquellos masones «dormidos» con estrechas e importantes conexiones políticas y financieras.
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Gelli comienza así a tejer así una importante telaraña entre los grupos que manejan la economía y la política de la Italia de los sesenta, a pesar del escrutinio al que somete la Democracia Cristiana a los masones. Licio Gelli se autoproclama entonces Maestro Venerable de la clandestina logia masónica. En el mes de abril de 1974, la P2, como ya se la conoce, pide la reincorporación a la disciplina de la Gran Logia de Italia, pero sus dirigentes no ven con buenos ojos el cada vez mayor poder que acumula entre sus manos Licio Gelli. Finalmente en 1976, tanto Gelli como la Propaganda Due son expulsados de la disciplina masónica del Gran Oriente. En 1981, un tribunal masónico ratificaba la decisión del Gran Oriente de Italia de echar a Gelli y a la P2 de la masonería. Desde ese momento, la P2 es declarada ilegal, y sus actividades secretas son prohibidas, según el artículo 18 de la Constitución de la República Italiana. De librepensadores, origen de la masonería, los miembros de la P2 se declaran abiertamente anticomunistas. En la década de los setenta, la P2 se ve envuelta en diferentes actividades terroristas en Italia por parte de grupos de extrema derecha como la «operación Gladio», el estallido de una bomba en la Piazza Fontana, donde se encuentra la sede de la Banca Nazionale dell’Agricoltura. La explosión acaba con la vida de diecisiete personas y deja heridas a ochenta y ocho. La caída de Licio Gelli se inicia el 17 de marzo de 1981, cuando la Policía asalta una villa en Arezzo en donde se descubre la lista de 962 personalidades que forman parte de una logia masónica expulsada del Gran Oriente de Italia. Militares, altos miembros de la curia, periodistas, políticos de todo signo, financieros e integrantes de los Servicios de Inteligencia son algunos de los que conforman la llamada «lista de los 962». La lista incluía a todos los jefes de los Servicios Secretos italianos, doce generales de los Carabinieri, cinco de la Guardia di Finanza, veintidós del Ejército, cuatro de las Fuerzas Aéreas, ocho almirantes de la Armada, cuarenta y cuatro miembros del Parlamento, tres ministros, un secretario de Estado, jueces, jefes de Policía, banqueros, hombres de negocios, funcionarios de diversas categorías, periodistas, presentadores de televisión, altos ejecutivos de la Banca di Roma y un antiguo director general de la Banca Nazionale del Lavoro, el banco más grande del país. Entre los nombres que forman parte de la lista de piduistas, aparecen Michele Sindona y Roberto Calvi, banqueros del Vaticano.
Debido a su silencio y a su habilidad para desmarcarse de las oscuras operaciones llevadas a cabo por Paul Marcinkus, el papa Juan Pablo II lo nombró prelado del IOR, una especie de enlace entre el Banco Vaticano y la comisión de cinco cardenales que regulaba las actuaciones de la entidad tras el desastre del Ambrosiano. En 1996, por orden de Juan Pablo II, la Santa Sede impuso que el IOR adoptase los principios establecidos por el FATF (Financial Action Task Force), el órgano creado en 1989 para promover de forma efectiva la implementación de medidas legales, regulatorias y operacionales con el fin de combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Pero la orden del Sumo Pontífice no llegó con la suficiente fuerza a los sectores vaticanos que debían hacerla posible, y puesto que la petición se hizo a modo independiente, no estaba previsto ningún tipo de control de las operaciones del IOR por parte del FATF. Esto ha supuesto una especie de «patente de corso» para la Santa Sede, el IOR y sus funcionarios, poco dados a la transparencia, y ha facilitado el movimiento a través de sus cuentas cifradas de clientes poco recomendables, incluidos estafadores internacionales, como Martin Frankel, miembros de Cosa Nostra, como el padrino Matteo Messina Denaro, o blanqueadores de dinero. Pero también de organizaciones políticas y personajes con idearios cercanos a los intereses vaticanos.
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Papa nº 111 — BENEDICTO XVI – (2005 – 2013) – DE GLORIA OLIVAE (De la gloria del olivo) – El escudo de la Inquisición, antecedente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el Cardenal Ratzinger hasta el momento de convertirse en Benedicto XVI, era, precisamente, una cruz verde, con una espada a un lado y un ramo de olivo en el otro. Pero hay más, Su nombre Benedicto, viene de la orden de los benedictinos, la Orden del Olivo, y fue elegido al mismo tiempo que la Liga del Olivo sacaba a Berlusconi del poder. Se le ha criticado mucho por su pasado en la congregación y por haber sido asistente en una ametralladora anti-área en la Alemania Nazi. Pero no hay que equivocarse. Al parecer Benedicto XVI sabe muy bien lo que está haciendo y es un hombre con una inteligencia superior, el más erudito entre la curia. Hay que verlo, pues está hablado de frente, sin temores. Según el Monje de Padua:“Él llegará de una tierra lejana para encontrar tribulación y muerte”. En las predicciones de  Juan XXIII se dice: “Tú reinado será breve y grande, más te llevará lejos, a la remota tierra donde naciste y serás enterrado. En Roma no querrán darte sepultura. MIkail y Juan bajarán a la tierra. Se abrirán las urnas en las criptas debajo de la tierra y se descubrirán los pasos del primer hombre“. Benedicto XVI, reinará poco tiempo pero dejará una huella, como su decisión de dimitir.  Se dice que, luego que murió Juan Pablo II, el Papa elegido fué realmente el Cardenal Bergoglio, actual Papa Francisco, pero el Cardenal Ratzinger se opuso, así como las fuerzas vivas del Vaticano. Gracias a la renuncia del Cardenal Bergoglio, el Cardenal Ratzinger se auto-impuso en el concilio con menos de las dos terceras partes de los votos.  Según explica Eric Frattini, el último presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, fue cesado de forma fulminante el 24 de mayo de 2012 por querer llevar a cabo una profunda limpieza. Así, el hombre encargado por el papa Benedicto XVI para conducir al IOR desde las oscuras cavernas del blanqueo de capitales hasta la nueva realidad que exigen Washington, Bruselas, incluso Francia, Alemania y la propia Italia, era apartado de forma brusca de cualquier posibilidad de cumplir con los deseos del Sumo Pontífice. Cuando Gotti Tedeschi intentó pedir explicaciones al papa, este, sencillamente, decidió no responder.
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De este modo se hacían del todo evidentes las malas relaciones entre aquellos que estaban de acuerdo con la necesidad de convertir al IOR en un banco «blanco», como el propio papa o Gotti Tedeschi, y los que preferían dejar las cosas como estaban, como el cardenal Bertone o el director general del IOR, Paolo Cipriani. A pesar de que los pasos iniciados por Benedicto XVI con la aprobación de la Carta Apostólica, en diciembre de 2010, iban encaminados a imponer una nueva legislación para convertir el IOR en un banco «legal», muchos otros poderes dentro de la Santa Sede iban a negarse a ello, provocando una auténtica guerra fraticida. Muchas serían las víctimas de esta lucha soterrada, sucedida entre julio de 2009 y junio de 2012. Entre ellas se encuentran nombres como el de Ettore Gotti Tedeschi, presidente del IOR, o el de monseñor Carlo Maria Viganò, secretario general de la Gobernación del Estado-Ciudad del Vaticano. Todo el que intentase denunciar la corrupción o la mala praxis en las instituciones vaticanas sería condenado al destierro o al más absoluto silencio. «Temo por mi vida por husmear en los titulares de algunas de las cuentas [del IOR]», dijo el propio Ettore Gotti Tedeschi a los fiscales. Antes de abandonar su despacho en la torre de Nicolás V, sede del IOR, el presidente salió de él con un amplio dossier redactado por él mismo con todo lo que sabía sobre el Banco Vaticano. En la página 15 del dosier aparecía la lista de cuentas cifradas que ocultaban depósitos de la mafia y de sus actividades ilegales, incluidos sobornos a políticos italianos. El «dossier Tedeschi», como ya es conocido por la Fiscalía y la Guardia de finanzas, era el seguro de vida del expresidente del IOR. Gotti Tedeschi, amigo personal de Benedicto XVI y muy cercano al Opus Dei, contó a los fiscales que, en esa tarea ordenada por el Santo Padre, chocó frontalmente con el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone y con el director general del IOR, Paolo Cipriani. «Me han combatido hasta el agotamiento por querer transparencia, sobre todo en algunas de las cuentas», dijo Gotti Tedeschi.
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El jueves 23 de septiembre de 2010 estallaba una nueva bomba informativa relacionada con el IOR. Un juez de Roma ordenaba la incautación de 23 millones de euros de una cuenta corriente, a nombre del IOR, en el Banco Artigiano. El dinero estaba paralizado desde noviembre de 2007 debido a que las autoridades monetarias de la Santa Sede se habían negado a informar al Banco de Italia sobre su procedencia. Nuevamente, las oscuras gestiones del Banco Vaticano volvían a poner en serios apuros no solo a su presidente, Ettore Gotti Tedeschi, y a su director general, Paolo Cipriani, sino también al propio Sumo Pontífice Benedicto XVI. En ese momento, Gotti Tedeschi, el «banquero de Dios» amigo personal del papa, declaró: «Estoy humillado. Alguien quiere golpear al Vaticano y por eso me golpean a mí. Han usado un mero error burocrático para atacar al IOR, a su presidente y al Vaticano». Como había hecho en infinidad de ocasiones, el Vaticano se servía del victimismo y de la persecución religiosa para evitar dar explicaciones. La Santa Sede se vio obligada a emitir un nuevo comunicado oficial el mismo día, saliendo al paso de la decisión judicial y de una amplia información aparecida el día anterior sobre el IOR en el prestigioso diario The Financial Times. El rotativo británico volvía a acusar al Banco Vaticano de esconder demasiados secretos y de continuar con su política oscurantista respecto a dejar de ser un banco offshore para convertirse en un «banco blanco», tal y como había ordenado el papa Benedicto XVI. La nota de prensa, firmada por el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, y enviada al rotativo económico británico como «carta al director», decía así: “Ayer, el IOR volvió al centro de la atención de los medios de comunicación internacionales con motivo de una investigación, por sorpresa, de la Fiscalía de Roma“. Finalmente, entre tanta guerra de comunicados y documentos secretos filtrados, que venían a decir todo lo contrario de lo expresado por la Santa Sede, el papa Benedicto XVI decidía tomar cartas en el asunto y ordenaba a su secretario de Estado Tarcisio Bertone que iniciase los trámites pertinentes para que el Instituto para las Obras de Religión acatase la legislación internacional marcada por el Consejo de Europa.
Con el paso del tiempo, monseñor Viganò comenzó a labrarse una imagen de hombre recto e insobornable entre la curia de Roma, lo que le llevaría a ser nombrado por el papa Benedicto XVI secretario general de la Gobernación el 16 de julio de 2009. Durante los dos años y dos meses siguientes, su única misión, encomendada por el Sumo Pontífice, fue la de limpiar de corrupción del Vaticano. Viganò se puso manos a la obra con el convencimiento de que en esta ardua tarea estaría protegido no solo por el propio papa, sino, además, por los altos miembros de la curia. Pero esto no ocurrió así. El domingo 8 de mayo de 2011, seis semanas después de la carta enviada a Benedicto XVI y tras no haber recibido respuesta alguna desde la Secretaría privada del Sumo Pontífice, Carlo Maria Viganò comienza a redactar un amplio informe «reservado y confidencial», de cuatro páginas, que dirigirá esta vez al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone. En él pondrá de manifiesto todas aquellas trabas y conspiraciones en las que se ha visto involucrado, incluso en muchas ocasiones afectado, a través de sectores ajenos a la Santa Sede. Pero en el texto enviado a Bertone llama poderosamente la atención el nombre del doctor Marco Simeon, que es citado por el secretario general de la Gobernación, destacando incluso que para Viganò es harto incómodo hablar de Simeon debido a su proximidad con el cardenal Bertone. ¿Quién es este joven laico llamado Marco Simeon que ha conseguido escalar tan rápidamente en la cúpula vaticana? El nombre de este joven de treinta y tres años, nacido en San Remo e hijo del humilde propietario de una pequeña gasolinera, aparece citado primero por monseñor Carlo Maria Viganò en un informe «reservado y confidencial», escrito el 8 de mayo de 2011 y, poco después, por Ettore Gotti Tedeschi, presidente del IOR, como uno de los hombres que más trabas ha puesto a la orden de limpieza y transparencia dada por Benedicto XVI. Muchos lo consideran el títere manejado por los hábiles dedos del cardenal Tarcisio Bertone en su campaña por afianzar aún más su poder entre la curia romana, de cara a un no muy lejano cónclave. Sin embargo, Simeon se defiende de estas acusaciones, alegando que el secretario de Estado es «un maestro. Siempre me ha dado los mejores consejos. Bertone es una relación significativa. Lo conocí en 2003, cuando acababan de nombrarlo arzobispo de Génova».
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Entre los hombres del IOR contrarios a los deseos de Ettore Gotti Tedeschi de hacer públicos los nombres de los clientes que se escondían tras las cuentas cifradas del Banco Vaticano se encontraban el propio director general del IOR, Paolo Cipriani, a sí como Marco Simeon, el misterioso ejecutivo en ascenso dentro del Banco Vaticano, que gozaba de la máxima confianza del cardenal Bertone. Gotti Tedeschi declararía ante los investigadores que fue víctima de una conspiración masónica y daría varios nombres. Uno de ellos sería el de Marco Simeon, que al ser preguntado por Il Fatto Quotidiano si era miembro de esta, respondió: «No, aunque solo puedo decir que la masonería es un elemento fundamental del poder en Italia». Este misterioso personaje, que se ha definido como un hombre próximo al Opus Dei, aunque la Prelatura en Roma no ha querido nunca confirmar si es o no un «supernumerario», se mueve como pez en el agua por los oscuros pasillos vaticanos, arropado de forma eficaz por el cardenal Bertone y por monseñor Paolo Nicolini, responsable administrativo de la Gobernación y de los Museos Vaticanos y enemigo acérrimo de monseñor Viganò. Un documento que, al parecer, circularía por el Vaticano, redactado por un «anónimo», habla por vez primera de la logia masónica Propaganda 4 o P4: “Nadie puede negar que en el Vaticano, desde hace demasiado tiempo, hay negocios poco claros y casos de corrupción que nadie ha tenido el coraje de denunciar con la excepción del ex secretario general de la Gobernación, Carlo Maria Viganò, que ha sido transferido inexplicablemente a Washington. El hecho de que la curia sea víctima y agresor de los negocios de la P4 vaticana no es un misterio para nadie. Lo que es aún más grave es el hecho de que los que han sido pillados en flagrante delito todavía continúan actuando tranquilos y protegidos por las altas instancias e incluso transferidos a otros departamentos con una gran cantidad de dinero en movimientos como los Museos Vaticanos o la sección de contratas de la Gobernación“. Los rumores sobre las relaciones entre el Vaticano y la logia masónica Propaganda 4 comenzaron a hacerse más intensos en los titulares de los medios de comunicación. Sobre todo cuando la Fiscalía de Nápoles decidió abrir una investigación oficial contra Luigi Bisignani, Gran Maestre de la Logia P4 y «protector» de Marco Simeon. Aquello preocupó a la Santa Sede ya que nuevamente sobrevolaban el Vaticano los fantasmas de personajes ya olvidados hacía décadas, como Paul Marcinkus, Michele Sindona, Licio Gelli o Roberto Calvi. Benedicto XVI, inexplicablemente, se negó a esclarecer el caso del secuestro y desaparición de Emanuela Orlandi, una adolescente de quince años, desde que llegó a la Cátedra de Pedro. La negativa del papa provocó que Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, declarase el viernes 9 de diciembre de 2011: «Espero que algún día Su Santidad encuentre el valor suficiente para derribar el muro de silencio y omertá que existe tanto en el Vaticano como en el Estado italiano sobre este terrible asunto. Han atascado y escondido esta historia a toda costa».
Para explicar la ley de la omertá que existe dentro de los muros vaticanos sobre el caso Orlandi valdría como ejemplo el documento secreto, fechado el sábado 17 de diciembre de 2011, escrito por Giampiero Gloder, un religioso encargado de redactar discursos para el papa, y dirigido «a la cortés atención de monseñor Gäeswein [secretario del papa]», en el que se recomienda al Sumo Pontífice no hacer ninguna referencia al caso Orlandi en el Angelus del domingo 18 de diciembre. Un sabio chino dijo en cierta ocasión: «Antes de intentar cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa». Es probable que el papa Benedicto XVI haya asumido esta frase como norma de actuación a través de la Fundación Ratzinger. Hay algunos que se oponen al secretario de Estado Tarcisio Bertone; hay también quienes piensan que Benedicto XVI es demasiado débil para dirigir la Iglesia; hay quienes consideran que es el momento adecuado para dar un paso adelante. De este modo, el Estado de la Ciudad del Vaticano se ha convertido en un «todos contra todos», en una guerra en la que no se sabe ya quién está ni al lado de quién está. «Quien lo hace [refiriéndose a la filtración de documentos] actúa a favor del papa. Porque el objetivo del “cuervo” o, mejor dicho, de los “cuervos” es que emerja el movimiento que existe dentro de la Iglesia en estos últimos años, a partir de 2009-2010», afirma un supuesto «topo» en el interior de la Santa Sede, en una entrevista concedida al diario La Repubblica. Otros, en cambio, afirman que la filtración nace «sobre todo del temor de que el poder acumulado por el secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, pueda no ser conciliable con otras personas y cargos en el Vaticano». Sea como fuere, la verdad es que el nombre de Tarcisio Bertone sigue siendo el nexo de unión como motivo de la filtración. Esto podría suponer el ocaso del poder de Bertone tras seis años ocupando la silla de Secretario de Estado Vaticano. «Tal vez sea hora de cambiar», ha pensado el papa Benedicto XVI. «Tal vez sea hora de sustituciones», han recomendado al Sumo Pontífice el comité de los «cinco sabios». «Tal vez sea hora de una reforma de la curia», ha pensado el Sacro Colegio Cardenalicio.
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Al parecer, el sábado 16 de junio de 2012 Benedicto XVI decidía tomar las riendas de la crisis invitando a cinco cardenales a tomar café y pastas en su apartamento privado. El papa deseaba conocer su opinión sobre el escándalo Vatileaks, directamente y sin asesores ni interferencias de ningún tipo. Vatileaks es la denominación dada a procedimientos de filtración (entre otros medios, por internet) de documentos de la Ciudad del Vaticano, de carácter confidencial. Este término fue utilizado por primera vez por el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, por comparación con el fenómeno Wikileaks. Entre los cardenales convocados no se encontraba Tarcisio Bertone, su número dos y uno de los principales personajes de la polémica. Los vaticanistas comenzaron a realizar sus propias cábalas: la opinión unánime era que Joseph Ratzinger, en el interior de los muros vaticanos, ya no se fiaba de nada ni de nadie. A finales de junio de 2012, con el fin de alejarse lo más posible del escándalo Vatileaks y de las voces que acusaban a Bertone de mal gobierno y de acumular más poder que el propio papa, Benedicto XVI decidió dar un brusco golpe de timón en la maquinaria curial, hasta ahora controlada y engrasada por los hombres del secretario de Estado. Para ello, el Sumo Pontífice comenzó a sustituir a obispos y cardenales próximos a Bertone por hombres más «neutrales» o, al menos, más independientes de las directrices marcadas desde los despachos de la Secretaría de Estado. Los vaticanistas los definen como los «aperturistas». En febrero de 2012, todos los periódicos del mundo abrían sus portadas con el siguiente titular: «¿Existe un complot para matar al papa?». El del periodico italiano Il Fatto Quotidiano era aún más contundente al asegurar: «Conspiración contra el papa: Benedicto XVI va a morir dentro de doce meses». La publicación de un supuesto documento secreto y las «profecías» de un religioso encendieron las alarmas de los Servicios de Seguridad del Vaticano. En secreto, el papa se estaría ocupando de su sucesión y habría ya elegido al cardenal Scola como candidato adecuado, siendo más cercano a su propia personalidad. Lentamente, pero sin duda, le está preparando y formando para ejercer de papa. Por iniciativa de Benedicto XVI, Scola ha sido enviado de Venecia a Milán para prepararse con tranquilidad para ser papa.
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La detención del mayordomo papal Paolo Gabriele, que supuso el inicio de todo el escándalo, ha traído un auténtico tsunami al interior de la Santa Sede. Nunca antes un Sumo Pontífice había estado tan desnudo. Documentos confeccionados para ser leídos en exclusiva por Benedicto XVI y por su más cerrado círculo, que debían ser clasificados como «secretos» y enterrados en el Archivo Secreto Vaticano, han sido entregados por un «topo» a diversos medios de comunicación. A este fenómeno se le ha bautaizado con el nombre de Vatileaks, si bien se sabe que este no va a ser el último fenómeno histórico, político o económico que azotare a la Santa Sede. Un papa más encerrado en sí mismo y desconfiado tras la traición de su querido Paoletto, ha estrechado aún más el círculo de lo que él llama «su familia», es decir, sus dos secretarios, el alemán monseñor Georg Gänswein, y el sacerdote maltés Alfred Xuereb, las dos monjas alemanas del Movimiento Schonstatt, sor Birgit Wansing, que le ayuda en los trabajos de estudio y escritura, e Ingrid Stampa, quien es la única capaz de descifrar la letra de Su Santidad, además de Carmela, Loredana, Cristina y Rosella, las cuatro mujeres de Memores Domini, el movimiento de laicas de Comunión y Liberación, que siguen los preceptos de obediencia, pobreza y castidad, y que le ayudan y atienden en todo momento. Tal vez a Josep Ratzinger le gustaría vivir solo para estás ocho personas. Suponemos que todo ello ha ayudado a que tomase la decisión de dimitir como papa.   Un artículo publicado por la revista Veja muestra extractos de una entrevista con el exorcista oficial de la Iglesia Católica, el padre Gabriele Amorth, diciendo que “el diablo está instalado en la iglesia“. Amorth, que ha trabajado como exorcista durante 25 años, asegura que hay indicios de que “el anti-Cristo está ganando la batalla contra la Santa Sede” y también dice que “hay cardenales que no creen en Jesús y obispos que están relacionados con el demonio“.
El sacerdote italiano 85 años asegura que los casos de pedofilia cometidos por líderes católicos es obra del diablo. “El diablo vive en el Vaticano, y usted puede ver las consecuenciasEl diablo puede esconderse, hablar idiomas diferentes, o incluso parecer ser solidario“, dice Amorth sobre el demonio. Casi tres años después de esta entrevista, el Papa Benedicto renunció al pontificado, que puede revelar una lucha de poder dentro de la Iglesia Católica. En la prensa internacional se afirma que el cardenal Tarcisio Bertone dirige un gobierno paralelo que se oponía a los planes de Joseph Ratzinger, quien se sentía aislado por sus antiguos aliados. La sorprendente renuncia de Benedicto XVI ha estado rodeada de historias curiosas. Una de ellas fue la de la periodista que dio la exclusiva del anuncio del Papa, el pasado lunes, gracias a que sabía latín. Pero otra que ‘incendió’ las redes sociales fue la de la fotografía del rayo cayendo sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro del Vaticano pocas horas después de que Su Santidad decidiera volver a ser, simple y llanamente, Joseph Ratzinger. La impactante imagen dio la vuelta al mundo y acaparó portadas de incontables periódicos y webs. “Es un montaje“, se pudo leer y escuchar. “¡Milagro, milagro!“, gritaron otros. “Simplemente el rayo cayó en el lugar correcto y en el momento adecuadoha explicado el autor de la instantánea, Alessandro Di Meo, un fotógrafo freelance que colabora habitualmente en la agencia de noticias italiana Ansa. Di Meo ha contado que nada más conocerse el anuncio del Papa a las 11.46 horas, fotógrafos como él y de todas las agencias corrieron hacia la Plaza de San Pedro para obtener instantáneas con las que ilustrar la histórica renuncia. La mañana en Roma estaba nublada, con algún que otro chubasco. Pero cuando llegó la tarde, una tormenta amenazó la capital italiana y el pequeño Estado del Vaticano, apareciendo con la oscuridad unos deslumbrantes rayos. A las 19.30 horas, Di Meo, quien no había parado de sacar fotografías a la tormenta eléctrica, captó el momento en que el rayo tocaba la cúpula más alta del mundo (136,57 metros). Di Meo insiste ante los que siguen argumentando que es un montaje que a su célebre estampa precedió una larga serie de fotos. Es más, alega que él no fue el único en obtenerla. Y así fue: un reportero gráfico de la agencia Afp, Filippo Monteforte, también tuvo la suerte de atrapar el rayo ‘divino‘. Pero lo hizo de manera vertical, y no horizontal, siendo menos atractiva para publicar, según el criterio de las redacciones de la prensa internacional. Y para no dejar en el tintero otra ‘casualidad‘, destacar que la misma mañana de la noticia-sorpresa del Papa y el posterior rayo, una de las reacciones más destacadas fue la de Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, quien sentenció: “El anuncio de la renuncia de Benedicto XVI ha sido como un rayo caído a cielo abierto“.
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PEDRO EL ROMANO, EL ÚLTIMO PAPA -  La contundencia de la profecía de San Malaquías es de tal magnitud que no necesita explicación: “En la última persecución de la Santa Iglesia Romana tendrá su sede Pedro el Romano, que hará pacer sus ovejas entre muchas tribulaciones; tras las cuales, la ciudad de las siete colinas será derruida, y el juez tremendo juzgará al pueblo“. Según el Monje de Padua: “No será Italiano y será muerto por el Anticristo, en una época marcada por la persecución final a los cristianos y por el fin de la iglesia Católica”. Las predicciones de Juan XXIII nos dicen que: “Dos hermanos, ninguno de los cueles será padre verdadero. Los hermanos de Oriente y Occidente se matan y matan a sus hijos. El santo bajará entonces de la montaña y ante la tumba del Papa peregrino hará que se estremezca el reino. La tierra destruirá el cemento y tu nueva iglesia será de tierra. Relata un posible Armagedón con dos Papas, uno el Romano y otro el profeta de la Bestia (El Anticristo).  Se desatará una guerra mortal con el Islam.  Pero   en   ese   momento   uno   de   los   testigos comenzará su predica justo frente a la tumba de Juan Pablo II. La transformación de la iglesia será brutal, pero la fe no se acabará pues seguirá en los corazones humanos. Según el Papa Pío X: “No   se   si   seré   yo   o   uno   de   los   que   vendrán   después   de   mi,   pero   he   visto   al   Papa abandonar   Roma   entre   los   cadáveres   de   sus   cardenales.   El   respeto   a   dios   había desaparecido de los corazones y la perversidad del hombre era solo el comienzo de los males que han de producirse antes del fin del mundo“. Lucía de Fátima predijo lo siguiente:  “El Papa atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas   y   diversas   personas   seglares,   hombres   y   mujeres   de   diversas   clases   y posiciones“.
Pero muchos más han profetizado la caída de Roma y, como consecuencia, el mundo. Según Anna Caterina Emerich, monja agustina canóniga, mística y escritora alemana: “Un Papa fugitivo, seguido solamente por cuatro cardenales, se refugiará en Colonia“. Santa Hildergarda, abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana, profetiza que: “La iglesia Católica sufrirá una reducción de su poder secular, llegando el momento en que el Pontífice verá tan disminuido su poder temporal, que solo podrá conservar Roma y sus alrededores (ya ocurrió). Esto significará que el mundo pasará la sexta edad y entrará en la séptima, que precede al último día“. Giggi Zanazzo, poeta italiano, profetiza: “Cuando el Coliseo se derrumbe, todo el mundo perecerá“. Según el honorable Veda: “Mientras el Coliseo está de pie, también lo hará Roma; cuando el Coliseo caiga también caerá Roma, y cuando Roma caiga también Caerá el mundo“. La sibila es un personaje de la mitología griega y romana. Se trata de una profetisa, inspirada en ocasiones por Apolo, capaz de conocer el futuro. Según algunas tradiciones, hubo una joven hija del troyano Dárdano y de Neso (hija del gobernador Teucro) que estaba dotada del don de la profecía y tenía una gran reputación como adivina. Esta joven se llamaba Sibila y por eso desde entonces vienen llamándose así a todas las mujeres que ejercieron esa capacidad de profetizar. Otras tradiciones afirman que su padre fue Zeus, fruto de su relación con una hija de Poseidón llamada Lamia, por lo que su don es de origen divino. También hay tradiciones que citan a Herófila como hija de Zeus. Las sibilas tenían su vivienda en las grutas o cerca de corrientes de agua. Las profecías eran manifestadas siempre en estado de trance y expresadas en hexámetros griegos que se transmitían por escrito. La Sibila romana entregó varios volúmenes de profecías en forma de centurias, que explican que cuando Roma sea reducida a escombros, entonces habrá llegado el fin de todo. Según Nostradamus: “Oh vasta Roma, se acerca tu ruina, no la de tus muros, sino de tu sangre y de tu sustancia. El rudo en las letras hará una incursión tan horrible. Con hierro afilado puesto a todos hasta la manga“.
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Todas las especulaciones sobre el último Papa se vieron impulsadas por la profecía de San Malaquías en 1139. En su lista que describen cada uno de los papas católicos, junto con algunos anti-papas, comenzando por el Papa Celestino II, elegido en 1143 y concluyendo con el sucesor del Papa Benedicto XVI, un Papa descrito en la profecía como “Pedro el Romano”, cuyo pontificado terminará con la destrucción de Roma y de la Iglesia Católica. Pero las profecías de San Malaquías son totalmente crípticas. No se menciona el nombre exacto de cualquiera de los Papas. Los expertos afirman que “Pedro” hace referencia al nuevo Papa llamado “Francisco”, en referencia a San Francisco de Asís. El nombre original de San Francisco de Asís era Giovanni Francesco di Pietro BernardonePietro”equivale a “Pedro”. Con la expresión “Romano” existe una gran controversia debido a que algunos mantienen que se trata de una designación común a los latinos. Existen otras teorías sobre “Petrus Romanus”, como que su apellido tiene varios significados: Berg = montaña (roca/petrus) y Oglio = un rio en Lombardia. También se dice que todos los papas que son elegidos son considerados“Pedro”, o que Bergoglio es italiano a pesar de su nacionalidad Argentina, por lo que en esencia es un romano. Pero la realidad es que multitudes de combinaciones tienen un mismo resultado. Nostradamus predijo el último Papa y el final la Iglesia misma en el mismo momento en que un gran cometa llenará nuestros cielos: “La gran estrella durante siete días arderá, Nublado hará dos soles aparecerEl gran mastín todas las noches aullará. Cuando el gran pontífice cambiará de terreno”.  Concretamente se trataría del cometa Ison, del cual se dice que es uno de los más brillantes. Los astrónomos han anunciado que el cometa Ison, que pasará a finales de este año, podría terminar siendo más brillante que la luna. El cometa C/2012 S1 ISON fue descubierto el 21 de septiembre de 2012 por VitaliNevski de Bielorrusia y Artyom Novichonok, de Rusia, empleando un telescopio de 40 cm de diámetro. Investigaciones posteriores hallaron que el diámetro del cometa es de 5 km, es decir, un gran cometa. Otro de los escritos de Nostradamus también hacen referencia al fin de la Iglesia Católica: “Allí aparecerá hacia el Norte. No lejos de Cáncer la estrella con barba:Susa, Siena, Beocia, Eretria, El grande de Roma morirá, esa misma noche”.
Lo curioso de este lema es que no es un lema como todos los anteriores, que simplemente recogen un apodo breve o título simbólico del Papa en latín, sino que en este caso nos encontramos con toda esta frase enigmática y profética, referente al que será el Ultimo Papa de la Iglesia Católica, y que arroja una información inquietante sobre lo que ocurrirá durante su Papado. Hay que fijarse en que el profeta irlandés San Malaquías no se refiere a una persecución contra los cristianos, sino contra la Iglesia Católica. Y a que el último Papa será Petrus Romanus, y que Roma será destruída. El libro bíblico de Apocalipsis profetizó que la Iglesia Católica o Babilonia la Grande sería destruída para siempre. La expresión de Nostradamus “Papa Negro” no se refiere a un africano. El “Papa Negro” no es otro que El Superior General de la Compañía de Jesús; uno de los hombres más poderosos del mundo, como líder que es de una orden religiosa que data desde 1540, cuando la fundara Ignacio de Loyola, y que es de las más influyentes del Vaticano. Debe su nombre al color de las sobrias sotanas que visten sus miembros, en contraste con la blanca vestimenta del Papa. Lo que a muchos pasa desapercibidos es que el “Papa Negro” gobierna, en paralelo, pero en comunión de esfuerzos, desde hace muchísimo tiempo, a una parte nada desdeñable de la iglesia desde muchos de sus discaterios. Y, en muchas partes del orbe, a veces casi en exclusiva. Tras la elección de Jorge María Bergoglio como el Papa Francisco, un sinfín de noticias curiosas inundan la Red. Una de ellas es la que publica el diario La Gaceta de Tucumán. Nostradamus había profetizado la llegada de un Papa negro tras el cual llegaría el fin del mundo. Pues bien, aunque Francisco  no sea un Pontífice de color, lo cierto es que pertenece a una orden (la de los jesuitas) que usa el término ‘Papa negro’ para identificar a su superior. Es verdad que el argentino Francisco  no ha presidido nunca esta orden, pero sí pertenece a ella. El apelativo es atribuido también al pasado oscuro de la agrupación, cuya influencia en la Iglesia es considerada negativa por algunos países.
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las dos principales predicciones sobre el nombramiento del último sumo pontífice son apocalípticas. La primera de ellas corresponde al conocido profeta Nostradamus: “Al principio habrán enfermedades mortales como advertencia, luego habrán plagas, morirán muchos animales, habrán catástrofes, cambios climáticos, y finalmente empezarán las guerras e invasiones del rey negro“, reza la profecía. En segundo lugar, encontramos a Malaquías, que no habla concretamente de desastres naturales, pero sí del fin del mundo como lo conocemos: el “juicio final”. El vidente predijo que habría 112 Papas desde el contemporáneo a él, Celestino II. Según los cálculos realizados en la “profecía de los papas“, Benedicto XVI fue el penúltimo. Entonces, ¿Francisco será el último? Papa sudamericano y jesuita. Toda una sorpresa para el mundo por ser el primer Pontífice latinoamericano y el primero en ser jesuita. Un hecho que ha impresionado, además, a quienes relacionan estos datos con la profecía apocalíptica de Nostradamus. Los discípulos del astrólogo francés (1503-1566) afirman que él habría advertido sobre la llegada de un Papa “negro” en el siglo XXI, lo que anunciaría el fin del mundo. “Al principio habrá enfermedades mortales como advertencia, luego habrá plagas, morirán muchos animales, habrá catástrofes, cambios climáticos y finalmente empezarán las guerras e invasiones del rey negro”, sentenció Nostradamus. Jorge Mario Bergoglio, nacido el 17 de diciembre 1936, es un cardenal argentino de la Iglesia Católica Romana. Ha estado desempeñado el cargo como arzobispo de Buenos Aires desde 1998. Fue ascendido al cardenalato en 2001. El 15 de abril de 2005, un abogado de los derechos humanos presentó una denuncia penal contra Bergoglio, acusándolo de conspirar en 1976 para secuestrar a dos sacerdotes jesuitas. El portavoz de Bergoglio negó rotundamente las acusaciones. No se presentaron pruebas que unieran al cardenal con este delito. Es miembro de la Compañía de Jesús. Bergoglio también es conocido como el Cardenal que nunca sonríe.
La Compañía de Jesús es mucho más que un simple administrador de prestigiosas escuelas y universidades. También son conocidos como el “ejército de Dios” o “la Compañía”. El orden fue fundado por San Ignacio de Loyola en 1534 con otros seis estudiantes de la Universidad de París. San Ignacio tuvo una formación militar, y los seguidores se referían a sí mismos como la “Compañía de Jesús”. El Papa Pablo III les otorgó la mención en 1537 para convertirse en sacerdotes. Tres años más tarde, les dio potestad para que tuvieran su propia orden. A medida que avanzaban en la nueva orden, Ignacio envió a sus sacerdotes a lo largo de toda la Europa católica para que crearan escuelas, colegios y seminarios. A la muerte de Ignacio en 1556, los jesuitas habían fundado 74 universidades de tres continentes. Los partidaríos de la teoría de la conspiración consideran que los jesuitas están directamente vinculados al bloque considerado satanista en el interior del Vaticano. Según algunos estudiosos de las profecías, el nuevo Papa debía ser elegido durante la luna nueva en un día de 13 en un año 13. Curiosamentente el nuevo Papa fue escogido el 13 de marzo de 2013 a la 07:06pm hora local (7+6=13). El Papa Francisco tiene 76 años, otra coincidencia que da como resultado 13. Salió al balcón para saludar a su rebaño a las 8:13pm hora local. Otra coincidencia es que en el nombre completo de Jorge Mario Bergoglio podemos encontrar la palabra “MAGOG”, que se menciona en el Apocalipsis. En la tradición judeocristiana, los poderes satánicos que hacen la guerra contra Dios y los justos hasta el fin de los tiempos se les conocen como Gog y Magog. ¿Es el Papa Francisco realmente “Petrus Romanus”? Se pueden comprobar ciertas coincidencias con las profecías. Aparentemente no parece que se esté cumpliendo la profecía de San Malaquías. Sin embargo, el mismo Papa dijo: “Parece que los cardenales me fueron a buscar al fin del mundo”. Otro tema curioso es que, a partir de ahora, comienzan a existir dos Papas en Roma, uno emérito y otro en funciones.  Esta situación es del todo inédita en la historia de la Iglesia porque, de los ocho Papas que han renunciado, ninguno de ellos se quedó a vivir en El Vaticano. Ha quedado establecido que el Papa emérito no volverá a ser cardenal, continuará llamándose Benedicto XVI, con el apelativo de “Su Santidad”, y seguirá vistiendo de blanco.
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Hay una serie de interrogantes al tratarse de algo totalmente novedoso. El Canon 332 del Código de Derecho Canónico solamente dice que un Papa deja de serlo por la muerte o por renuncia. Existe toda una laguna legal respecto a la renuncia, al no indicar los alcances de la misma o el tratamiento específico en la nueva realidad. Pero el mayor problema se presenta en el campo teológico. ¿Sigue el renunciante siendo Papa a los ojos de Dios? ¿Puede borrarse la elección divina que lo ha marcado? ¿Cesa la relación de fe con sus fieles? ¿Desaparece la obligación respecto al rebaño que le fue encomendado por Dios? Sabemos que ya no tiene potestad burocrática de gobierno, simbolizado en la alteración del anillo y del sello papal pero ¿termina su atribución espiritual?  Un Papa lo es hasta su muerte, precisamente por considerarse una gracia divina. Esa gracia no se negocia, es inconcesible e irrenunciable en el orden sobrenatural, por lo que se lleva hasta el final. Es semejante a la paternidad de sangre, que no puede ser eliminada por decreto, como en cambio si puede cederse o concluir la paternidad de adopción. Una “renuncia” se circunscribe más en el orden mundano. Pero se supone que Dios no se sujeta a esquemas y principios mundanos. Si Benedicto XVI se retiró del gobierno de la Iglesia fue porque lo entendió como un mandato divino, y porque fue necesario para el cumplimiento del plan de Dios sobre la Iglesia y la humanidad. No puede renegar de una gracia de elección que constituye la misión más alta en la Iglesia Católica. Él simplemente comprendió que, ante todas las presiones y amenazas que estaba recibiendo, debió hacerse a un lado por un bien mayor de la Iglesia. Se supone que fue un acto de humildad y obediencia, ante la inspiración divina de retirarse del gobierno burocrático de la Iglesia. Si todo esto es así, el que entra en funciones es un antipapa, no por alguna irregularidad canónica, sino porque el cónclave está viciado desde su inicio. El mismo cónclave es la propia irregularidad. El cónclave no tenía razón de celebrarse.
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La única razón de confirmar esto es esperar a ver los actos del nuevo Papa con relación a la nueva iglesia y al nuevo orden mundial. Dice San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia: “cuando el Papa es explícitamente hereje, cae ipso facto de su dignidad y esta fuera de la Iglesia”. El hecho es que a partir de ahora comienza a verificarse la profecía de los “Dos Papas en Roma”. Sin saberlo, o tal vez sabiéndolo, Benedicto XVI ha adelantado los tiempos abriendo las puertas al cumplimiento de las profecías. De ser antagónicos esos dos Papas, nos encontramos en los albores del mayor cisma que haya existido en la Iglesia Católica. Dice San Francisco de Asís: “Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma”. Y la beata Ana Catalina Emmerick precisa: “Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia (…) Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo”. La Santísima Virgen dijo explícitamente en la Salette: “Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del anticristo”. De ser cierto que la renuncia no tiene ninguna validez desde el punto de vista teológico y espiritualy, por tanto, el Papa electo está canónicamente inhabilitado, Benedicto XVI persistie liderando la Iglesia fiel. En ese caso, podemos concluir que en el futuro podrá reacaer sobre él la realización de las profecías que hablan de un Papa legítimo huyendo de Roma en medio de una sangrienta persecución, quedándose en El Vaticano un antipapa que conducirá a la iglesia apóstata e infiel. Así lo dijo el Papa San Pío X después de una revelación que tuvo en 1909: “He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá de una muerte cruel”. Ocho años después les fue revelado a los tres pastorcitos de Fátima la misma revelación, solo que todavía más precisa: “Vimos a un obispo vestido de blanco, que teníamos el presentimiento fuera el Santo Padre, huir de un ciudad en ruinas tembloroso y con paso vacilante”. La versión de Fátima apunta todavía más a que pudiera tratarse de quien acaba de renunciar, Benedicto XVI, y explicaría la frase “Vimos a un obispo vestido de blanco, que teníamos el presentimiento fuera el Santo Padre”. Si hubiera sido evidente que se trataba del Papa reinante, lo habrían dicho de forma inegable. En cambio, vieron a un obispo vestido de blanco. Ellos nunca se pudieron imaginar el tema de la “renuncia”, o que ese obispo fue en algun momento Papa. Solo tuvieron “el presentimiento”. El segundo elemento es todavía más preciso y revelador: lo vieron huyendo “tembloroso y con paso vacilante”, lo cual puede deberse a su avanzada edad. Según la profecía, después de esa huida el antipapa se quedará en Roma liderando la “nueva iglesia”, encargándose de difundir la apostasía y la herejía desde la misma sede de Roma. ¿Será el Papa Francisco o todavía hay un tapado en esta historia?
Fuentes:
  • Las Profecías de san Malaquías
  • Nostradamus: Las verdaderas centurias astrológicas y profecías
  • Eric Frattini: Los cuervos del Vaticano
http://www.tendencias21.net/La-capacidad-de-recuperacion-del-mar-es-mayor-de-lo-que-se-pensaba_a19794.html

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