viernes, 27 de diciembre de 2013

EL MERENGUE EXPRESION CULTURAL DEL CARIBE DE HABLA HIPANA



EL MERENGUE EXPRESION CULTURAL DEL CARIBE  DE HABLA HIPANA.
Fuente; José G. Guerrero. Boletín del Museo del Hombre Dominicano. Año XXVII. Núm. 28 – 2000. Santo Domingo.
Primera Parte.
El  Merengue música bailable que forma parte integral de las expresiones culturales de la identidad de la República Dominicana, y en gran parte de la América Latina y el Caribe insular .
La historia del merengue, al margen de otras expresiones musicales  y bailables, es una  abstracción válida para  fines de estudios y exposiciones. Es hoy el baile nacional dominicano, es parte del proceso de asimilación  y diferenciación, lucha y competencia con otras expresiones musicales antillanas. Cabe preguntarse ¿ Como el merengue se transforma  de expresión popular rechazada a expresión nacional para responderla  es necesario recorrer un periplo desde el siglo XVIII hacia la actualidad?.

El origen caribeño del merengue.
El origen es incierto. Músicos e investigadores  dan  diversas opiniones  sobre,  él. Emilio Rodríguez Demorizi, “no parece que pueda atribuirse origen haitiano, pues no había sido  popular en  el 1855, época de cruentas batallas contra Haití ni sus opositores  habrían dejado de señalar tal procedencia como suficiente motivo para su repudio”. Para Jean Fouchard, investigador haitiano, “el merengue dominicano tiene su origen en el meringue haitiana del siglo XVIII.”  Para Alejo Carpentier, músico y literato cubano, “éste sale  de Cuba  hacia Puerto Rico, Haití y República Dominicana”. Para Dueño Colón, Rosa Nieves y Salvador Brau, investigadores  y músicos boricuas, la “danza que vino  de Cuba es modificada en          Puerto Rico, especialmente su segunda parte llamada merengue”. Deschmps afirma en 1907 “que el merengue dominicano es la misma danza cubana y puertorriqueña, aunque con distintos nombres y ligeras variantes en el número de compases”. Para los folkloristas dominicanos Fradique Lizardo y Flerida  de Nolasco, el merengue tiene orígenes diferentes para el primero viene de África (Madagascar y Dahomey) y, para la segunda, de España (las cantigas de Alfonso El Sabio, siglo XII d.C. )
Julio Cesar Paulino, etnomusicólogo dominicano y director del Archivo Nacional de Música, afirma “que el merengue no procede de África ni de España, sino  que es el resultado de un proceso de transculturización afroeuropeo. La palabra merengue tampoco ayuda a aclarar  la discusión. A  pesar que es  de origen bantú y significa “movimiento”, Flerida  de Nolasco “considera que  del dulce confeccionado con clara de  huevo y azúcar llamado merengue. Merengue y meringue vienen del baile bantú llamado maringa. El  problema es que las  estructuras rítmicas  de los tres bailes  son diferentes (Carlos Batista  Matos. Historia y Evolucion del Merengue. Edit. Cañabrava .Santo Domingo  1999-206)

El único consenso posible es la discusión es aceptar  el proceso de transculturización afroeuropeo  y caribeño, así como el permanente intercambio cultural entre las islas y culturas del Caribe.
El merengue se paseó por  todas las Antillas y poco importa el lugar de origen. De acuerdo con Fradique Lizardo: “vino de algún sitio y no tiene por qué ser de origen dominicano”. Si este baile lleva el nombre de merenguen en Cuba y Puerto Rico, debió llegar  a nuestro país  con este nombre y así permaneció. (Fradique Lizardo. Música y folklore. Instituto Tecnológico de Santo Domingo-INTEC-.Vol. V. editora Corripio. Santo Domingo. 1981-148). Bailes con este nombre se registran en: Santo Domingo, Haití, Puerto Rico,  Curazao,  Venezuela, Colombia,  y Panamá, aunque los patrones rítmicos sean diferentes al nuestro. En el siglo XIX el merengue era caribeño, pero desde finales del mismo siglo e inicio del XX, será una expresión singular de la identidad cultural de la República Dominicana.

Aparición del merenguen en la República Dominicana.
Una versión oral afirma que el merengue nació tras  una  batalla que los dominicanos ganaron  contra Haití en los inicios de la Independencia (1844). Once años más tarde. Juan Bautista Alfonseca (1810-1875), jefe  de la banda militar y uno de los padres del merengue, compones  varios. Desgraciadamente, solo se conserva un fragmento de un merengue de este llamado Juan Aquilina donde  se menciona  la palabra merenguear y describe una  fiesta en la cual una persona le rompe el cuatro en la cabeza  a un músico. La aparición del merengue, es un  ambiente militar o  social, resulto un escándalo, por lo menos para las autoridades y sectores  sociales dominantes. Quienes bailaban merengue en Puerto Rico o República Dominicana a mediado del  siglo XIX  podía ser criticado, multado o encarcelado. En Puerto Rico, donde  se registra su primera mención, es prohibido en 1849. En la República Dominicana, el 26 de noviembre de 1856, poetas, escritores y políticos connotados iniciaron una campaña en contra del merengue de salón llamándole “confusión, laberinto, progenie impura, hijo del diablo”.
Francisco E. Espaillat en 1875, un año antes de ser Presidente de la República, solicita su extradición no solo de los salones de baile, sino también del país
En Puerto Rico la prohibición del merengue, vigente hasta el 1859, fue una medida impopular y, en la República Dominicana, uno de los críticos aconsejó  bailarlo con decencia. Todo esto indica que el merengue era un baile popular que comenzaba a tener adeptos hasta en los ambientes de clase alta.

El merengue no era el primer atacado por  escandaloso. En el 1780, las autoridades acusaban a los estudiantes de excederse en las fiestas anuales de la Universidad. Para el 1784 estaban  prohibidos los bailes llamados; holandés, danois,  tango, bambula y jodú. En 1809, el  ingles W. Walton decía que las danzas de negros en Haití, y de los mulatos de Santo Domingo eran “un circulo de lascivos bacanales”… repulsivos por la obscenidad”. En  1816, en Higuey  se prohíbe a personas libres admitir negros y negras esclavos en  sus fiestas, a quienes se les permitía reunirse solo en días festivos y entre “su misma clase”. Para 1820, eran prohibidos los bailes de noche en las calles y plazas públicas y, en las casas, solo  se permitían  en días festivos. En 1845 se prohibía hacer  fiestas profanas durante  celebraciones religiosas  y, para el 1878, no era permitido a los religiosos asistir a fiestas, bodas y juegos  que desdicen de la gravedad eclesiástica, teles como los bailes  de empresas, plenas y bailes de cueros”.
Para el 1881, el Ayuntamiento de Santiago fijaba un impuesto ´para todo baile rural. En 1897 queda prohibida la plena puertorriqueña. En la actualidad  según el Reglamento de Espectáculos Públicos (vigentes desde 1971), en Santo Domingo se prohibe bailarines que  bailen Rumbas, Danzas Africanas, Striptase,  y todos aquellos que sean considerados atentatorios a la moral y al pudor publico-

En Santo Domingo, el baile es  una de las pasiones más fuerte, viva y dominante desde los tiempos coloniales en que se bailaba en las iglesias, calles y plazas públicas, hasta el presente en un pan nuestro de cada día. En 1698, el padre  Labat decía que la pasión  por la danza iba más allá de toda  imaginación; viejos, jóvenes, niños “todos  parecen  que   han bailado desde  el vientre de la madre”. Las prohibiciones y críticas no impidieron que el pueblo dominicano continuara bailando merengue y otras danzas.

No se sabe  si el 27 de febrero de 1844, día de la Independencia de la República Dominicana, se bailo merengue. No hay un documento que así lo afirme, aunque sí se sabe que hubo una larga serie de bailes. Mientras las tropas iban para   el sur a la guerra contra Haití “se bailaba sin descanso”. El cónsul Saint-Denys hacia que  “unos peleaban y otros bailaban(Emilio Rodríguez Demorizi, Música y baile en Santo Domingo, Librería Hispaniola, Santo Domingo, 1971. Pág. 68)

El merengue típico
En el 1875, el merengue de salón casi desaparece del habito nacional, producto de la crítica social de antaño, mientras que n los campos y barrios pobres se perfilaba un  nuevo estilo llamado merengue típico. En           aquel año muere  Juan Bautista Alfonseca, padre del merengue del siglo XIX y nace Ñico Lora, el relevo del merengue de fines del siglo  y comienzo del  XX.
La aparición del acordeón  a nivel popular produjo una verdadera revolución- macro cambio le  llama Julio César  Paulino. En  la música dominicana. También en Brasil, Colombia, Panamá, Rio de la Plata, y Estados Unidos se asocia a música de amplio espectro popular como son el forró, vallenato, cumbia, pindín,  tango y el jazz, respectivamente. Su carácter festivo ésta  fuera de toda duda. Pues  definitivamente se asocia  con músicas sagradas

El nuevo instrumento llegó procedente de Alemania como parte del activo  intercambio comercial  que el país  desarrollaba con  el puerto  de Hamburgo, destino final del tabaco dominicano. De fácil manejo y adquisición, se adaptaba maravillosamente a los gustos  musicales del pueblo, entonces menos apegado al trabajo que a las  armas y al baile. Un poeta a finales del siglo XIX decía que “la generosidad de nuestras gentes de los campos sabe tocar acordeón.
El acordeón expande la popularidad del merengue a tal punto que para muchos parece de aquí,. Modifica su desarrollo melódico, aporta mayor velocidad rítmica y desplaza los instrumentos rústicos de cuerdas. Así  como en 1850 el merengue había suplantado a la tumba. Ahora el acordeón desplazaba al tres, el cuatro, el seis y el triple. La presencia del acordeón no para desapercibida y una campaña trata de  impedir o limar su difusión.  Se propone su exilio, le llaman  “insípido y horripilante”, le acusan de promover pleitos y hombres vagos sin inter3s por la guerra ni el trabajo y, en Santiago, quieren aumentarle el impuesto de  importación. Nada de esto  impidió su popularizad, pues los acordeonistas se anunciaban como su fueran médicos (Emilio Rodríguez Demorizi, Música y baile en Santo Domingo, Librería Hispaniola, Santo Domingo, 1971. Pág. 152)
Ñico Lora, prolífico compositor de merengue típico, será fuente de inspiración para los maestro de orquestas y compositores del siglo XX. Con él tocaba  José Rodríguez (Flinche) creador del jaleo y un nuevo toque de tambora “golpeándola con la mano izquierda y con  un palo con la derecha”,  tal y como se hace hoy. Posteriormente, a partir del 1908 se integra el saxofón, instrumento que tendrá un impacto innovador tan fuerte como el acordeón, tanto en el merengue típico como en  el de la orquesta. El saxofón aparece originalmente en las bandas militares y, en el merengue desempeña un papel fundamental en el  jaleo el cual la pareja ejecuta sus pasos.
El merengue típico recorrerá el territorio nacional con mayor celeridad cuando Trujillo lo utilice en las campañas  políticas de 1930 y 1934. En la actualidad, este merengue tocado por un perico ripio, - acordeón, güiro y tambora, algunas veces también acompañado por saxo y marimba. Subsiste en el país especialmente, en la rica región del Cibao.

El merengue de orquesta.
La forma moderna del merengue comenzó a perfilarse en el país  por los años 1915-16 producto de la confluencia del merengue típico y el  de orquesta. Los merengues de ocho compases en el siglo XIX prácticamente desaparecieron al final del siglo. A principios del siglo XX, en la  Línea Noroeste reaparecía con frases de 16 compases y un estilo distinto que originó la forma actual de dicha danza. Hacia 1916, se  escriben los primeros merengues típicos y de orquesta. Dos años  más tarde, Juan Francisco García toca por primera  vez  merengues estilizados, aunque   con el nombre de danza típica.
Son  merengues antiguos, revestidos con rica armonía y novedosa orquestación. El  con una corta introducción, dos partes repetidas y un trió, Emilio Arté le agrega el paseo en 1922 y,  en el mismo año,  Juan Bautista Espínola toca los primeros merengues en La Vega (  Espínola  Reyes, le toca el  honor de haber  llevado el merengue por vez primera en  sociedad, este  fue en  el Casino Central de la ciudad de La Concepción de La Vega), y una orquesta en Santiago lo hace en Puerto Plata. En 1927, Julio Alberto Hernández publica el primer Álbum Musical dedicado a la música vernácula y,  en 1928, la Columbia graba cuatro discos, incluyendo tres merengues que, aunque consignados en la etiquetas con ese nombre, eran irreconocibles como tales. (Arístides Incháustigui. El disco en República Dominicana. Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1988-15)

La primera ocupación  norteamericana de la República Dominicana (1916-1924) dejará huellas permanente en el Estado y la sociedad, así como en la cultura musical del país. Una  resolución prohibía la ejecución  del fox trot y del charleston en  casas, plazas y salones de fiesta. Diversos músicos compusieron piezas en contra de la intervención  y el maestro Julio Arzeno, quien publica el primer libro  sobre música folklórica en Santo Domingo, llegó a ser encarcelado. Sin embargo, el fox trox “Mi hombre” se  impuso sobre   el ambiente hostil a esta música, dado su origen francés, su excelente arreglo y el sabor completamente latino de su melodía (Luis Alberti. De música y orquestas bailables dominicanas: 1910-1959. Editora Taller, Santo Domingo. 1975.)
El charleston, una danza del sur de los Estados Unidos que alcanzó fama mundial a partir de los años 20 en virtud de la composición de J. P. Johnson de igual nombre, contribuyó enormemente al desarrollo del Jazz,  especialmente por su ritmo fuertemente sincopado ( Clergeat A. Carles y J. L. Comolli. Diccionario del Jazz. Editora Anaya 7 Mario Muchnik. Gran Bretaña. 1988). Durante  esta época se introducen en el país  el saxo en  mi bemol, el trombón de vara, banjo y batería. Para 1925,  existían  numerosas  Jazz Bands especializadas en interpretar música americana. Premisamente, el maestro Luis Alberti  debuta en 1928 con su Jazz Band Alberti.
En el contexto de la influencia norteamericana sobre la sociedad dominicana. Toño Abreu había creado un estilo de merengue llamado pambiche,  más lento que el original y con  ritmo bastante sincopado, para que supuestamente el norteamericano, que  bailaba dando brinquito, pudiera bailar el merengue dominicano. Como el autor había creado un merengue que no era ni el tradicional ni fox trop, se  invento el neologismo  de pambiche, corruptela  de Palm Beach, tela de moda en aquel entonces que era” ni dril ni casimir”. Sin embargo, el pambiche no es ninguna innovación ni adaptación a los pasos de los norteamericanos, sino una muestra de la primera manifestaciones del merengue liniero llamado juangomero

En aquella época, las orquestas de bailes de Santo Domingo tocaban  un repertorio muy variado incluyendo músicas europeas, caribeñas y norteamericanas,  tales como vals, danzas,  danzones, criollas, mazurcas, polkas, one step y un merengue al final del baile. La mayoría de músicos de baile pertenecía a la banda municipal de su  pueblo (Luis Alberti, De música y orquestas dominicanas. 1910-1959. Editora Taller. Santo Domingo. 1975. Pág. 24), la cual  seguía el patrón establecido  por las bandas militares francesas.  En los Estados Unidos, la brass band tocaban en todo  tipo de ocasiones y  toda clase de música sin limitarse al jazz, al  igual que lo hacían las bandas municipales y las orquestas en Santo Domingo.  Desde  antes  de 1916, la música cubana era una moda tan popular que las orquestas que no  tocaban el gaitero, modismo de Juan Espinola inspirado en el danzón, no eran contratadas.














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