martes, 27 de enero de 2015

Whittier: La remota ciudad de Alaska donde casi todos sus habitantes viven en el mismo edificio

El túnel para ingresar o salir de Whittier (NAParish cc) 
El túnel para ingresar o salir de Whittier (NAParish cc)

Whittier: La remota ciudad de Alaska donde casi todos sus habitantes viven en el mismo edificio 

 whittierEl edificio donde viven la mayoría de los habitantes de Whittier. (Jessica Spengler CC)

Te imaginas vivir en una pequeña ciudad escondida, dónde solo se puede acceder a través de un kilométrico túnel de una vía? Aunque cueste creerlo, un lugar con estas característica es real, se trata de Whittier, una ciudad del estado de Alaska y que cuenta con poco más de 220 habitantes.

A pesar de contar con un puñado de construcciones, cerca del 75% de los habitantes prácticamente se han acomodado en uno de sus edificios, llamado Begich Towers.

Pero remontándonos en la historia de esta particular ciudad, dos de sus más imponentes edificios son el Buckner y el Begich Towers, los cuales fueron construidos producto de la Segunda Guerra Mundial, a fin de servir como base militar en la parte más alejada de la frontera de la Guerra Fría. Sin embargo, estos inmuebles, cuyo costo bordeó los 55 millones de dólares, fueron abandonados siete años después de su fundación.

Esto porque los militares se dieron cuenta que no había mucho que hacer en un lugar tan remoto.

Fue así como la mayor parte de población fue abandonando el lugar, mientras que algunos se sintieron atraídos por esta particular ciudad y se quedaron a vivir allí.

De esa forma el Begich Towers -edificio de 14 pisos- se convirtió en el hogar del 75% de las 220 personas que viven en Whittier.

Así, el edificio es el centro de la ciudad, ya que aparte de albergar a la mayoría de sus habitantes, en sus primeros pisos funcionan las oficinas municipales, el departamento de policía, un centro médico, el correo, un hospedaje, lavandería y un pequeño almacén, tal como consigna el sitio Gizmodo.

Otro pequeño grupo de edificios salpica el paisaje, como un gimnasio militar que funciona como almacenamiento de barcos, una posada que recibe a los esporádicos visitantes, un bar y un restaurante.

Uno de los elementos que más llama la atención, es el túnel de más de dos kilómetros y medio de largo y que fue construido en 1943. En un primer momento fue concebido sólo para ferrocarril y así llevar suministros a esta base protegida.

Pero hoy en día y a más de 60 años desde su construcción, el túnel de una sola vía que cruza la montaña Maynard, fue acondicionado para permitir tanto el tránsito de trenes, vehículos y personas. Entre otras cosas ostenta el récord de ser el túnel carretero más largo de América del Norte.

El tráfico del viaducto es comandado por un sistema computacional que programa el paso de autos y trenes en todo momento. Pero de todas formas, quienes transitan por el lugar deben estar muy atentos, ya que es el único camino para entrar o salir del lugar por vía terrestre.

Es así como una de las grandes preocupaciones de este lugar se remite al control del tráfico vehicular, pues a pesar de contar un programa para regularlo, un funcionario debe estar atento a 6 pantallas gigantes, durante el tiempo que está abierto el túnel, lo cual depende de la temporada. Por lo general se cierra cada noche alrededor de las 23:00 horas y se abre de nuevo alrededor de las 5:30 a.m. De todas formas, los funcionarios deben estar mirando al interior de viaducto e intervenir cuando sea necesario.

En caso de que una ambulancia deba ingresar a Whittier durante la noche, necesita comunicarse con el operador del túnel de guardia para abrir las grandes puertas de túnel.

En una ciudad tan pequeña como de Whittier, es necesaria la ayuda de todos sus habitantes para hacer que la ciudad funcione. Algunos residentes trabajan en el ferrocarril, otros ayudan en la supervisión del túnel o incluso algunos cocinan para sus vecinos que se encuentran enfermos, pero en su mayor parte las personas son empleados de la propia ciudad, ya sea porque se encargan de la limpieza de nieve, el mantenimiento de edificios, funciones de la ciudad, o la escuela.
Es por eso que cada una de las personas que viven en ese lugar juega un papel fundamental para mantener vivo este organismo autónomo.

A pesar de las condiciones y su apartada ubicación en el mapa, Whittier recibe cientos de turistas y trabajadores cada año. Algunos simplemente van de paso, mientras otros se enamoran del lugar, por el hecho de estar aislado del mundo o por el fuerte sentido de unidad que evidencian sus habitantes, donde cada persona es importante por el rol que juega en el funcionamiento de Whittier. Además, las relaciones sociales que se forman son sólidas, ya que se sabe perfectamente quiénes los vecinos.

Un ejemplo de esa unidad es el caso de una mujer que llegó a vivir a la ciudad escapando de su abusivo ex marido. Al llegar al lugar contó su situación y solicitó a los operadores del trenes que no dejasen pasar a aquel hombre a través del túnel, de modo que Whittier se transformó para ella en sinónimo de una vida más segura. La Gran Época se publica en 35 países y en 21 idiomas.
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