domingo, 22 de febrero de 2015

Lo indígena: telón de fondo de nuestra historia.



Lo indígena: telón de fondo de nuestra historia.

 Fuente: Fragmento  del trabajo de  Fulvia Nieves de Galicia. Publicado en el  Boletín  del  Museo del Hombre Dominicano. Núm. 28, año. XXVII. 2000. Pág.109 y sig.

Todo ser humano  o comunidad está condicionado por el devenir que le ha tocado vivir y por los conflictos  sociales  en que se visto inmerso. Latinoamérica, una extensa región de  unos veinte millones de  kilómetros cuadrados, presenta , grosso modo, una  evolución histórico –social, resumida por Aura  Marina Boada ( 1941-1989) en los siguientes señalamientos: “ En el primer  momento, de perturbación general por sobre  la cultura existente en el Nuevo Continente y el aniquilamiento de numerosos indígenas..  , en segundo lugar, la  introducción de miles de africanos traídos en calidad  de esclavos para  solventar  la  escasez de mano de obra en las plantaciones.. Actualmente independizados en su mayoría de las metrópolis europeas que los  colonizaron, los países, latinoamericanos y caribeños sufren  una nueva independencia. Estado Unidos se presenta  como  el nuevo  centro hegemónico que, controlan veladamente nuestra economía ..” Estas evidencias representan elementos comunes de la identidad latinoamericana y caribeña que no desecha la especialidad cultural que  encierra las múltiples diferenciadas respuestas que los países latinoamericanos y caribeños le brindaron a esos marcadores históricos.

De ahí que podemos afirmar, como lo bien ha señalado Mosonyi. “que  la historia de nuestra identidad es fundamentalmente pancrónica, si partimos, como ya lo hemos mencionado, del pasado que refiere un tiempo histórico en el cual el pasado vive y actúa bajo distintas apariencias y donde  el futuro no se perfila como  un ente desarticulo y flotante, sino  como el desenvolvimiento de proyectos históricos íntimamente  ligado a etapas anteriores. Sincronía y diacronía  ya no son planos separados sino que constituyen en una  interrelación dialéctica permanente, en una poderosa totalidad histórico-Antropológica. (E.E. Mosinyi. Identidad Nacional y Cultura Populares. Editorial La Enseñanza Viva. Serie Identidad Nacional Caracas. Venezuela. 1982.)|

Identidad cultural y conciencia colectiva
La identidad cultural supone una conciencia comunitaria, compartida por los integrantes de una sociedad en cuanto poseen rasgos afines, valores, necesidades y modos de vidas que los distingan de otras sociedades. Ello debe pensarse dialécticamente, con  intervención de la autoimagen y de la imagen proveniente de otros grupos culturales. La cultura representa un acrecentamiento del patriotismo cultural que significa la matriz de la contemperada del patriotismo cultural que significa la matriz de la contemporaneidad.
En este marco de explicación, el tema de la identidad  resulta importante, no tan solo en el sentido de conservación de algunos elementos originarios de la cultura, sino  en cuanto a  identificación, que permite responder a los desafíos específicos de cada momento histórico. Un ejemplo de esta identificación la constituye la comunidad indígena  de Piritu, ubicada espacialmente en la franja  Caribe de la costa oriental venezolana, que representa una muestra nacional y caribeña  que explica el sentir de una población vinculada a un pasado étnico que se refleja hoy con devienen de códigos autosostenidos en el transcurrir de su existencia como pueblo forjador de una memoria colectiva que lo  define como “indígena” a pesar de las múltiples alteraciones sufrida en las escrutara socio-política, cultural y económica de sus modo de vida.

Dicha comunidad es representativa de la sobrevivencia, en  el presente, de una  herencia cultural que trascendió la acometida  acción explotadora de las minorías, para conservar a los pueblos de este continente en la pasividad, la resignación  y la conformidad, como bien  lo expresa el manifiesto de estas jornadas…. Estas reflexiones nos llevan a considerar que es cierto que la historia es ordenada por la cultura, de  diferentes maneras en  distintas sociedades y de acuerdo con esquemas significativos de las cosas. Lo contrarios también  es válido: los esquemas culturales son ordenados por la historia, puesto que en mayor o menor grado los significados se revalorizan a medida que van realizándose en la práctica. La síntesis de estos contrarios se desarrolla en la actividad creativa de los sujetos históricos, los individuos en cuestión.

Al exponer las vivencias  del pasado colectivo, se  puede dejar de reconocer que,  a pesar de  que lo indígena, es  el telón de  fondo oscuro e impenetrable de nuestra historia, al girar el rostro al pasado, recibimos un vacio, un  nada, a lo  cual curiosamente concedemos atributos positivos o negativos, por contraste con la vida que irrumpe con la invasión, como bien  señala Bernardo Viso… “cuando llegan los primeros conquistadores, su acción empieza a dibujarse con letras blancas sobre  el telón oscuro del cual se está hablando.”(Bernardo Ángel Viso. Venezuela: Identidad y Ruptura. Ediciones Alfadil. Colección Trópica. 1983).

La raíz o fundamento de la identidad cultural.
Los resultados que hasta los actuales han ofrecido las  investigaciones  arqueológicas, etnográficas, de antropología social, entre otras, fundamentales en el estudio y comprensión  de un proceso de fusión de etnias y de patrones de vida, han demostrado que el desavenir de una nación, sólo puede  enterderse enmarcándolo en la coyuntura de cada grupo o sociedad, sin desprenderse de la dimensión especial y temporal que le da especificidad, lo cual en términos históricos podemos llamar “ Historia regional”, donde lo indígena no es un elemento extraño, sino, por el contrario, la raíz  o fundamento de la sociedad  nacional y, por  ende, de la identidad cultural de cada  pueblo.

La actual configuración étnica del contexto caribeño en la dimensión latinoamericana, es el resultado de exterminio de muchas etnias,  de la fusión de razas y de la difusión lingüística y cultual. El mundo contemporáneo, unificado por el comercio y las comunicaciones, movido  por las mismas técnicas e inspirado  por un sistema básico de valores comprometido, deja de lado las diferencias étnico-culturales y de  lenguas que dan  a las distintas sociedades o comunidades sus cualidades singulares, las cuales tienen  hoy dia una  relevancia menor que las uniformidades provocadas por el impacto de la expansión mercantil europea y la reordenamiento del mundo provocada por el desarrollo industrial.

Nuestra identidad cultural, esto es, nuestra conciencia sobre  la participación en tradiciones históricas que nos definen como  un pueblo de caracteres específicos, y  nuestra identidad nacional, aquella conciencia de identificación de esas  tradiciones históricas con el espacio físico y político que constituyen e asiento de la nación son conceptos (Mario Sanoja. Identidad Nacional e Identidad Regional, en Gens Boletín de la Sociedad Venezolana de Arqueología. Vol. I. No. I. Caracas. 1985.), que rechazan la postura que  enfatiza el planteamiento de la búsqueda de la identidad cultural en términos históricamente reaccionarios, como  una suerte del retorno al pasado, reprendida por un conjunto de valores de probada vigencia. La búsqueda de la identidad cultural puede plantearse también, como  una especie de activa articulación con el presente, la cual permite participar del mismo en forma autónoma,  es decir, apoyando en una  conciencia histórica la capacidad de determinar objetivos culturales para la revalorización de la autenticidad.

El Caribe más de 500 años de violación y desalojo.
La identidad es el conjunto dialéctico de especificidades tanto objetivas como subjetivas, actuante dentro de una sociedad, por pequeña que ella sea, y por  menores que sean sus diferencias  respecto a otras colectividades. Durante más de 500 años el Caribe fue manoseado, violado y despojado. Una serie de  fenómenos directamente ligados con esta  intromisión por parte de potencias externas a la zona, creó situaciones que, actualmente impiden o dificultan un desarrollo autónomo y la paz; genocidio a los indígenas, imposición de la economía de plantación, comercio triangular, deportación de millones de africanos hacia la región, sobrepoblación de las islas y destrucción de los ecosistemas.



Bibliografía.
Biagnimo Hugo E. La Identidad  viejo problema visto desde el Nuevo Mundo. En  Lo ´Propio  y lo ajeno quinientos años  después. Nueva Sociedad.- no. 99. Caracas Venezuela. Enero-febrero. 1989.
Boadas, Aura Marina. La Identidad cultural caribeña y  latinoamericana, en Tierra Firme/ Revista  de Historia de  Ciencia Sociales. No. 26. Año 7. Vol. 7. Caracas. Abril-junio de 1989
Carrera Damas Germán. El Dominador Cautivo. Editorial Grijalbo, Testimonios, Caracas, 1988.
 Venezuela Proyecto Nacional y Poder Social. Editora Crítica. Serie General Estudios y Ensayos. Barcelona. 1986
E.E. Mosinyi. Identidad Nacional y Cultura Populares. Editorial La Enseñanza Viva. Serie Identidad Nacional Caracas. Venezuela. 1982
Nieves Fulvia. Etnicidad, cultura e identidad en la costa Caribe-venezolana. XXXVIII Convención anual de ASOVAC, VI simposio sobre el Caribe, AVECA, 1987… “El Impacto del factor turismo en la comunidad indígena de Piritu”. XXXVIII .Convención anual de ASOVAC, VII simposio sobre el Caribe, AVECA, Maracay, 1988.
Mario Sanoja. Identidad Nacional e Identidad Regional, en Gens Boletín de la Sociedad Venezolana de Arqueología. Vol. I. No. I. Caracas. 1985.
Bernardo Ángel Viso. Venezuela: Identidad y Ruptura. Ediciones Alfadil. Colección Trópica. 1983.






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